El desencanto de una noche esperada.
Ella y su frialdad, espontánea.
Tanto deseo en las promesas,
tantos pensamientos encrespando las ansias y el sexo.
Y ella vestida de luna negándose a las caricias,
los ojos cerrados, impasibles los labios.
Y tomó su ausencia, la ignoró, la poseyó
Y fue un suspiro, un mínimo suspiro de ella lo que hizo estallar su placer.
Texto agregado el 21-02-2013, y leído por 119
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