El Chala (Variación equívoca masculina y chilena del calzado conocido como sandalia) es un perro quiltro. Algunos dicen que es hasta rasca. Una vez le cortaron el pelo y le dejaron las orejas cuadradas, con lo que se veía como esos cantantes de reggaeton que usan sus chasquillas rectas. El Chala tiene tantas razas en su lomo que sería difícil decir de dónde son sus antepasados. El Chala es de esos perros que son motivados, que te acompañan a todas, que aunque está viejo, igual las corre cuando tiene que hacerla. El Chala tiene un hermano mayor, el Junior, que ya está mucho más viejo que él y que está muy enfermo. De hecho, el Chala lo cuida todo el tiempo. Incluso llega a la puerta de donde vive, ladra un poco para que lo salgan a ver y mira en dirección donde está el Junior comiendo basura o rascándose las pulgas, casi diciendo que hay que ir a buscarlo porque sino le van a pegar o se va a volver a enfermar. El Chala es un muy buen perro, le ladra a todos los desconocidos del pasaje de la población y nos avisa cuando anda alguien con cara de pocos amigos. El Chala, si te conoce, se te tira en los pies y no te deja caminar hasta que le rasques la guata un rato. El Chala te acompaña a comprar la bebida del almuerzo al negocio de la esquina. El Chala es el cachorro que lo encontramos tirado en un peladero, junto a una chala Zico que estaba huacha. El Chala es el perro que todos aman y que todos conocen. El Chala es el callejero más grande que existe y por eso lo amo...Porque es igual de patiperro, quiltro y rasca que yo.