Al látigo de fuego
que lo acuna
le regala su piel
sin condición.
Vibra la carne
confusa y oprimida,
en los infiernos claros
de su fiel convicción.
Ciudades derrumbadas
por espadas sombrías,
invaden los extremos
del sublime dolor.
El triunfo del tirano
se respira,
y el oprimido goza
con el alma y la voz.
Texto agregado el 19-02-2013, y leído por 202
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Lectores Opinan
23-02-2013
El tirano siempre gobierna gracias a la docilidad que encuentra en el pueblo que se deja manejar por el látigo. ollaida
20-02-2013
Con el triunfo del tirano...el oprimido no goza...sólo dice ¿Qué remedio?" za-lac-fay33