Mario y Roberto, se reunieron a jugar a las cartas en el patio de la escuela a la hora del recreo. Roberto se encontraba en su día de suerte, ya que le había ganado todos los juegos a su amigo. Mario estaba tan irritado por las derrotas seguidas, que le dijo enfurecido a su rival:
- ¡ Maldición Roberto, ganaste solo por ese maldito comodín, el Joker!.
A lo que Roberto respondió:
- Amigo, téngale más respeto al Joker, que puede ser muy peligroso
Al oír aquellas palabras, Mario le respondió en tono irónico:
- Bah, ¿ y por qué debería tenerle miedo a un simple naipe?.
Roberto le explico:
- Mira Mario, existe un ritual en el que debes tener cuatro velas, una aguja y una carta Joker. Primero debes encender las velas alrededor del naipe, luego pincharte un dedo para derramar unas gotas de sangre sobre el Joker. Y por último, debes arrodillarte con los ojos cerrados encima de la carta y repetir reiteradamente “Baila Joker, Joker Baila”.
Mario interrumpió burlesco:
- Oh, que peligroso ver al Joker danzando – rió – que cuentos más chistosos se te ocurren , amigo
Roberto le advirtió:
- Mario, quien invoca al Joker no puede abrir los ojos, porque a este no le gusta ser visto por quien lo hace bailar. Quien ose a mirarlo sufrirá con la venganza del bufón.
Mario hizo silenciar a Roberto, para burlarse de su historia.

Pasada la medianoche, Mario se encontraba desvelado, ya que se sentía muy intrigado por el ritual que su amigo le había contado. Debido a esto, tomo la decisión de realizar dicho ritual al día siguiente, e invitar a todos sus amigos como espectadores, para dejar a Roberto como mentiroso.

Mario reunió todos los objetos para efectuar el ritual, además de un grupo de amigos para que presenciaran dicho acontecimiento. Roberto se acercó a Mario y le expresó su preocupación:
- Amigo, por favor no hagas esto, piénsalo bien. Puede ser peligroso.
Mario ignoro la advertencia de su amigo, y le respondió:
- Ay Roberto, te dejare como un mentiroso ante todos, para que se te quite esa fea costumbre de asustar a las personas con tus cuentos de terror.
Roberto intento responderle, pero Mario lo silencio y comenzó con el ritual.

Mario coloco el Joker sobre el suelo, encendió las cuatro velas a su alrededor, derramo unas gotas de sangre sobre el naipe, se arrodillo encima de este, cerró los ojos y comenzó a decir repetidamente:
- ¡Baila Joker, Joker Baila, Baila Joker, Joker Baila…!
Mario oía los gritos desesperados de sus amigos, los llantos desconsolados de sus amigas. Además sintió a Diego, su amigo asmático, usar en forma desmedida su inhalador. Pero Mario se desconcentro y cometió un grave error, omitió la advertencia más importante del ritual, ya que abrió los ojos de pura curiosidad, y quedo anonadado al ver al Joker bailando afuera del naipe, y de puro susto cayo de espalda al suelo. El Joker miro enfurecido a Mario y volvió a su posición normal en la carta.
Al terminar el ritual Roberto se acercó a su amigo para encararlo:
- ¡Pero qué hiciste Mario, para que abriste los ojos. Por Dios, prepárate para lo que se te viene!.
Mario lloraba y temblaba producto del horror que lo invadía.

Mario tenía en mente no conciliar el sueño esa noche, ya que temía que el Joker lo visitara mientras dormía. Siendo las tres de la madrugada, a Mario se le cerraban los ojos contra su voluntad, debido a esto se dirigió al baño de su habitación para mojarse el rostro y espantar el sueño. Mientras sus manos esparcían el agua sobre su cara, la puerta del baño se cerró bruscamente detrás de él. Mario palideció y su corazón latía descontrolado, con su mano temblorosa abrió lentamente la puerta. Al otro lado de la puerta se topó con un bufón de unos veinte centímetros de estatura, con un chipote en su mano. Mario sintió ganas de gritar a todo pulmón, pero se hallaba en estado de shock. El Joker con fuerza desmedida lo golpeo con su chipote en el estómago, a lo que Mario se desplomo en el suelo, el Joker cerro y tranco la puerta del baño. El bufón maltrataba sin compasión a su victima, quien chillaba de dolor.

Los gritos de Mario, despertaron a su familia, quienes en forma inmediata se dirigieron a auxiliarlo. El padre de la víctima, gritaba desesperado hacia el baño:
- ¡Mario, hijo, que sucede ahí adentro. Por favor abre esta maldita puerta. Dios mío, que ocurre!.
A lo que Mario, respondió atormentado desde adentro:
- ¡Auxilio, auxilio. Por favor papá, ayúdame, que alguien me ayude!.
El padre de Mario exasperado ante aquella situación trato de derribar la puerta, pero debido a su avanzada edad le fue imposible lograrlo. La madre del muchacho corrió en busca de carabineros.

Una hora después, carabineros derrumbo la puerta, pero ya era demasiado tarde. Mario se encontraba muerto, con su vestimenta destruida, su cuerpo abundante en moretones, el cráneo trizado, los dedos rotos y un charco de sangre en su boca. Además hallaron un mensaje escrito con sangre en el espejo: “BAILA MARIO, MARIO BAILA”.