Siento que hoy va a llover… a lo mejor si llueve, y mucho. Las calles se empezarán a inundar; en especial esta calle, es la primera en inundarse siempre que llueve, si un carro pasa por aquí de seguro se estanca en el bache… ¡ tendré que ayudarlo a salir!, tenemos que llegar al hospital, por favor ¡valla más rápido!, lo siento señora las calles están inundadas, no me importa si le toca sacar el brazo para remar,¡ necesito llegar ahora!, creo que por esta calle es más corto, oh no, ¿Qué pasa? ¿Por qué no nos movemos? ¡Mierda!, lo siento señora parece que nos estancamos. ¡Tengo que ayudarla a dar a luz!, por suerte tengo experiencia en partos, aunque no de humanos…bueno no puede ser tan diferente; si son gemelos será más difícil, pero lo puedo lograr. La prensa querrá entrevistarme por salvar a la mujer y a sus gemelos, ¡qué gran historia será! Estamos en vivo reportando desde la calle principal, donde ha tenido lugar un acto de valentía y altruismo, un hombre joven y apuesto ha ayudado en el parto de gemelos, salvando a la mujer, y esta al ver la gallardía del hombre y su habilidad no has tenido más remedio que quedarse eternamente agradecida, no, enamorada de él. Oh, que bella nuestra boda, la recuerdo íntegramente, los jardines amplios de la recepción, mis padres en la primera fila, mis suegros tan queridos, bueno, después de haberlos salvado de esa estafa que podría haberles costado toda su fortuna, ¿Cómo podrían no amarme?, mis labios cosquillean recordando el beso después del acepto, ¡ja! Y eso que no quería casarme, pero sus ruegos me ablandaron el corazón. Bueno, en parte fue por ellos, necesitaban una familia nuclear, sin nosotros amándonos como lo hicimos, el ambiente no los hubiera potenciado, ni al uno a ganar el premio, ni al otro a inventar la cura. Pero ya estoy viejo, por suerte ellos me mantienen, ¡tan buenos!, como me quieren, es que mis consejos son puro oro. Tengo todo, menos a ella. Que golpe tan grande; fue tan rápido, tan irreal, aún no lo logro asimilar. La ultima luminosidad de sus ojos, penetrando en mi alma, me sigue, hasta el día de hoy, desintegrando. Mis manos no pueden sostener las suyas, este suero me molesta tanto, ¿Por qué no me dejan en paz?, lo poco que mi audición me permite escuchar son llantos, y mi visión solo lágrimas. Las muecas de tranquilidad no me engañan, más aún si vienen con dos zafiros irritados. Que cansancio, que ligereza, tan poco corpóreo, tanto espíritu, un último pestañeo y… no, viendo bien, parece que hoy no va a llover.