Era un día particular en el que Mari estaba con los chicos, jugando y a la vez ordenando la casa. Ellos corrían y se apuraban por guardar los juguetes en su canasto, cada uno tenía el suyo, como la señorita de jardín les había enseñado. Martin y Adrian tenían 4 y 5 años respectivamente y vivían con su Mama, Beatriz Marina, aunque todos la conocían por Mari en el barrio de caballito. Aunque muchas veces rezongaba, estaba totalmente agradecida de la vida que le toco y más aun cuando los veía desde el rincón de la cocina, jugar o hablar entre ellos.
Ese era un día mas, casi nada de particular tenia o más bien no esperaba nada diferente como los días anteriores, aunque según dicen los sabios, el destino se fija en una sola jugada, en un solo instante, en un abrir y cerrar los ojos. Era la noche del 22 de octubre y en la city hacía mucho calor. Ellos vivían en un segundo piso que daba a la calle y estaba la ventana abierta. Son esas noches que no corre aire, que parece una marea de calor que golpea x lo bajo y que ni los ventiladores cumplen su función. El departamento era un tres ambientes, el living comedor era amplio con una mesa ratona de color caoba que hacia juego con los sillones, así se ponía Mari, recostada, frente al televisor luego de lavar los platos y acostar a los chicos. Era su momento de distracción, de soledad (aunque se había separado hacia 6 meses nunca se vio afectada), de paz y con algo de silencio. Esas horas para ella eran eternas y sagradas, sus momentos o sus noches las intercambiaba entre mirar algo de tele, estar un rato en la compu navegando por la web o chusmeando alguna de las paginas sociales (según su ex, la nueva versión de la caja boba) y otras veces se recostaba con un velador en el sillón y se ponía a leer algún libro.
- “Que recuerda de esa noche?” Le pregunta el policía en una sala aislada del destacamento.
- “No recuerdo nada, No recuerdo nada”. Gritaba Marina y se puso sus manos tapándose la cara y llorando al mismo tiempo.
El psicólogo de turno que también estaba en la sala de declaraciones, se acerco a ella e intento tranquilizarla. Le quería hacer entender que necesitaban su testimonio para poder esclarecer su situación y así poder tomar una decisión de dejarla en libertad o no. Se retiro un poco y le hablo silenciosamente al policía.
- No creo que lo haya hecho, no puede ser, no tiene el perfil” mientras buscaba un guiño por parte del policía como asintiendo su razonamiento.
Ya eran pasadas las 15 hs y hacia casi 4 horas que estaban en la misma situación, con la misma respuesta. Lo único que cambiaba era la ubicación del personal de policía, que era bastante inquieto e iba y venía x esa estrecha, solitaria y húmeda sala. Los separaba una mesa de Mari y del otro lado, el policía, oficial a cargo de la investigación, Raúl, y el psicólogo de parte Víctor, un hombre grandote, alto, corpulento que vestía un pantalón de jean y una camisa manga corta, mas pinta de patovica que de psicólogo tenía. Este último era el que siempre se mantenía en su lugar, tranquilo, relajado e intentando por todos lados mantener la calma y brindar seguridad hacia los demás. Estudiaba cada facción de la cara de Mari, el era experto en el lenguaje corporal y hacia 15 años que trabajaba para la policía.
- No puede ser, no lo puedo creer, no pudo haber sido ella”. Decía inconscientemente para sí mismo pero con un tono de voz elevado que el policía lo pudo escuchar. Mari, estaba en otra situación, bloqueada, no escuchaba ni oía nada. No entendía nada. Ni siquiera se daba cuenta de su situación.
Los otros agentes de la policía, hablaban entre ellos y miraban atentamente lo que pasaba tras ese vidrio. El capitán, Flores, de unos 55 años, flaco, consumido por el tabaco, totalmente calmo pero con una cara que decía todo lo contrario, decía: “no puede ser, ya es la segunda vez que nos hace esto, no la puedo retener mas acá. Tiene que decir algo” mientras los otros oficiales asentían con la cabeza y no omitían opinión.
Adentro del salón, Mari, vestida con un pantalón de jogging de color negro y una musculosa blanca con manchas de sangre oscuras por el tiempo transcurrido. Solo atinaba a agarrarse la cabeza fuertemente con las manos, x detrás de la nuca, haciendo que ese pelo hermoso, bien cuidado, lacio, castaño oscuro que le llegaba hasta la mitad de la espalda que supo ser la envidia de muchas mujeres, parecía un pajar revuelto, sucio, sin vida.
De repente después de preguntas que nunca escucho, de sonidos silenciosos que recorrían la sala fría y de una luz fuerte que nunca encegueció, ya que Mari parecía abstraída de toda situación, de todo lugar, de todo momento, como si estuviera aislada y encerrada en la soledad del desierto. Ella levanta la cabeza y sin mediar empieza a hablar.
- ” Aquella noche eran las 23 hs, yo estaba en el living como casi todas las noches, los chicos en el cuarto durmiendo con la puerta abierta ya que no les gusta estar encerrados y en la oscuridad……………………………………………………” Dice Mari
Y por el lapso de 3 horas solo hablo, no respondió ninguna pregunta (el oficial con el guiño del psicólogo, la dejo seguir porque tenía miedo que se vuelva a bloquear y no hable más) así que solo la escucharon y de reojo miraban x el espejo imaginando la cara del teniente del otro lado del mismo, atónito y conmovido por la situación y además por el relato. Era la primera vez en tantos años de carrera que le pasaba una situación así.
Después de un tiempo y luego de completar todos los registros correspondientes, ella baja las escalinatas del escuadrón de policía, libre. El sol, un sol primaveral de atardecer la enceguecía y le daba temor para seguir, pero ella por su fortaleza que siempre la caracterizo siguió adelante y camino, solo camino como si supiera a donde ir pero solo caminaba para sentir el viento en su cara. El aroma de la libertad, algo que nunca hubiera imaginado sentí r y disfrutar tanto.
Dentro del escuadrón, había una reunión en la cual participaban Raul (oficial a cargo de la investigación), Víctor (psicólogo), Flores (el comisario) y Vanesa (la asistente de Raul). Estaban todos sentados en una sala lúgubre, alrededor de una mesa cubierta de papeles, anotaciones, fotos de la investigación y un grabador encendido que reproduce la declaración de Mari. Todos escuchan atentamente y cada tanto alguno empieza a comentar, pero ahí empieza una escaramuza de opiniones, disimiles con lo cual se dan cuenta que no hay nada concreto, no hay nada claro o por lo menos no lo pueden plasmar, ya que las hipótesis son tantas y tan diferentes que lo único claro era que no podían mantener por mas tiempo encerrada a Mari.
- A ver, que tenemos? Le pregunta Flores a Raul.
- A las 23 45 recibimos una llamada de una vecina que escuchaba ruidos y gritos. Al llegar al lugar, nos encontramos a un hombre muerto, de 40 años de edad, tez blanca, morocho, con 2 cuchilladas (una en el cuello, mortal, y otra en la espalda) el living era un charco de sangre que llegaba hasta la pata del sofá. Mari, estaba con un cuchillo y de cuclillas miraba a su ex pareja, mientras gritaba y lloraba llamando a los hijos. Luego de tranquilizarla, la trajimos al destacamento. El hombre resulto ser la ex pareja de la señora”. Eso es lo único que tenemos, le dijo Raul a su superior.
- Y de los nenes? Alguna novedad?
- Por ahora nada de nada.
En su relato ella recordó que se había quedado dormida en el sofá mientras veía televisión y de repente escucho unos ruidos y al levantarse vio a un hombre llevarse a los chicos hacia la puerta. Ella se abalanzó sobre él y lo pudo detener. Los chicos parecían totalmente drogados, adormecidos porque no emitían sonido ni se movían.
En ese momento entra otra persona en acción y agarra a los chicos y sale del departamento mientras ella peleaba con el hombre, que luego resulto ser su ex, en el momento del ataque estaba tapado con una cofia tipo verdugo en la cual solo se podían ver sus ojos, que en la oscuridad de la noche es muy poco.
Durante el forcejeo él la golpeo y la empujo hacia la mesada de la cocina y cuando el se retiraba, imaginándola media inconsciente, sintió como la hoja de un cuchillo le penetraba en la quinta vertebra y lo dejaba medio inmóvil. A partir de ahí no recuerda nada salvo un instante posterior en el cual miro hacia el piso y estaba el cuerpo de un hombre. Ella corrió hacia abajo y nada, salió a la vereda y nada, busco en los pasillos……………nada. Volvió al departamento y solo atino a sacarle la mascara y ahí, frente a la sorpresa de verlo a él, una persona que había compartido su vida, que sus hijos tenían su sangre, que lo había amado tanto, verlo haciendo eso……………… descargo su furia a los gritos. Y ahí llego la policía.
En el destacamento, mientras esperaban los resultados de la autopsia y los análisis de laboratorio, el grupo a cargo de la investigación estaba juntando información acerca de lo ocurrido y de la vida de los protagonistas (tanto de Mari como de Javier Fernandez, su ex) para saber si podían encontrar algo que los lleve a dilucidar lo ocurrido y verificar donde estaban los hijos de Mari. Esa fue una de las causas por la cual la dejaron en libertad (ya que también sospechaban de un ajuste de cuentas dentro del entorno familiar y que ella había escondido los chicos para justificar el ataque a su ex).
-Que hipótesis tenemos? Preguntaba el capitán.
- Por ahora hay solo 2. La primera habla de una venganza por parte de la victima hacia la señora Windo (apellido de soltera) queriendo llevarse sus hijos. Ella en un estado de furia, se defendió y lo termino matando. La segunda de una venganza por parte de la señora, la cual le tendió una trampa y simulo el ataque y el rapto para lograr matar a su ex esposo y quedarse con la herencia (que no era nada despreciable).- Eso decía Raul.
- Por otro lado, no hay que olvidarse que los chicos siguen desaparecidos, por lo cual la segunda hipótesis quedaría sin efecto, pero agrega en la primera otro interrogante. Cuantas personas ayudaron a Javier? Donde se escondió? Quien se llevo a los chicos?– Acotaba Vanesa.
Y como esas había muchas mas preguntas que flotaban en el aire, un aire frio, espeso, semi oscuro, con olor a cigarrillo, aunque nadie haya fumado ahí. Todo un aire lúgubre de encierro y cargado negativamente. La única conclusión de esa reunión era que había que profundizar los esfuerzos e investigar a cada uno de los implicados y que no quede ningún detalle librado al azar. Lo que había quedado en claro después de la reunión, que las verdaderas victimas eran los chicos y había que encontrarlos lo antes posible. Sabían que las primeras 24 hs son fundamentales para casos de secuestros.
En la puerta de la casa de Mari, había un detective de civil, esperando su arribo. Mientras en la otra cuadra, cruzando la avenida, su compañero se había quedado en el auto. Ellos estaban encargados de la vigilancia de la casa de Mari y de todo lo que pasaba por ahí. Desde la puerta la ve venir a ella, con un paso ligero pero no brusco, su cara denotaba un llanto que no podía disimular, sus mejillas rojas, ojos hinchados y la ropa transpirada de tanto correr. El detective se presenta y suben a su departamento. Aparentemente ella había salidos del bloqueo que le había producido el stress de haber matado a su ex y de la siguiente desaparición de sus hijos. Mientras subían por las escaleras ella repetía, los tengo que recuperar, donde están? Donde están?
Al entrar a la casa con el detective Cordoba de apellido, tuvieron que sacar una faja de seguridad de color blanco y franjas rojas que decía clausurado, observo nuevamente la escena del crimen y su pierna tiesa e inmóvil como que una fuerza imaginaria le impedía entrar. Cerca de la puerta se veía la mancha de sangre en el piso (sangre marrón oscura seca, de una forma indefinida que se extiende por debajo del sofá) además de diferentes manchas también de sangre que estaban marcadas con un fibron indeleble el borde de cada mancha y numeradas arbitrariamente por la policía científica. Cerca de la cocina, en el piso, se encontraba una silueta del cuchillo con el se defendió del atacante, el cual ya se había sido retirado y guardado como prueba. La casa estaba totalmente revuelta, mezcla del incidente que había terminado con la muerte de Javier y también por la requisa que hizo la policía buscando datos, información y cualquier prueba que les ayude a esclarecer este caso.
Una vez aclimatados al ambiente, donde se podía ver el encierro y un olor semi nauseabundo producido por la sangre. El detective la ve muy nerviosa y oficializaba más de anfitrión sirviéndole algo para tomar y la ayudaba a relajarse así podía empezar con las preguntas mas relacionadas a su relación con sus hijos.
- Cuantos años tienen sus hijos? Preguntaba el detective
- Martin tiene 4 y Adrian tiene 5 años.
- Son de salir solos? Tienen algún lugar preferido para esconderse? él se refirió a sus memorias donde junto con su hermana, se escondían debajo de un ropero de la pieza, rodeados de ropa, sobre todo cuando su papa venia borracho y empezaba a discutir con su madre. Ellos se aislaban y simulaban no escuchar. El al ser más grande, abrazaba a su hermana y le cantaba canciones inventadas para tapar los gritos que venían desde el otro lado de la casa.
- Son chicos de la casa, son de jugar en la pieza y esconderse por ahí, pero no mas que eso. Respondió Mari
El cuestionario, duro algo más de 30 minutos en el cual el detective anoto todo lo que creyó importante, se llevo algunas fotografías de los hijos y siguió con su trabajo dirigiéndose a donde lo aguardaba su compañero, donde le hizo una pequeña descripción de lo sucedido y se dirigió a su casa. Junto con Mari, quedo un psicólogo, el cual le dio un tranquilizante para dormir, y un oficial custodiándola y por otro lado, verificando que no haga ninguna locura (antes de su divorcio, había tenido un intento de suicidio). Ella seguía siendo, para la justicia, culpable de homicidio en primer grado, pero también había sido victima del rapto de sus hijos.
Cansado y ya en su lugar de pensamiento, le gustaba llamarlo así, a una pieza que se encontraba cerca de la habitación matrimonial, donde tenia un escritorio y una pizarra donde por cada caso, describía, pegaba fotos, hacia cuadros sinápticos, destripaba cada una de las hipótesis y todo lo necesario para poder arribar al cierre de cada caso. Su familia sabia que cuando estaba en su lugar, simplemente había que dejarlo. Su mujer en su último cumpleaños, le había regalado un sofá cama, para ese pequeño cuarto, ya que era sabido que algunas veces se pasaba varios días encerrado.
La casa de Mari, ya había sido previamente rastrillada como así las calles y también se habían puesto en contacto con los vecinos, sobre todo con Lucia. Ella era la vecina de Mari, los separaba solo una pared, una chica que estudiaba medicina que trabajaba como pasante en un hospital y estudiaba de noche. Ella se había mudado hacia poco más de 3 meses y casi ni la veía, ya que los horarios no coincidían y además las dos eran muy poco sociables. Mari decía que era una vecina ejemplar, políticamente correcta según la gente de la administración.
El detective Cordoba, había sido el responsable junto con Raul de tomar todas las declaraciones y de recaudar todas las pruebas que consideraba importantes. Ellos venían trabajando hace 2 años en la fuerza y era el primer caso que compartieron, pero parecía que siempre hubieran trabajado juntos ya que no había celos y se complementaban de maravilla.
Ya eran las a 2 AM, del día posterior al asesinato de Javier, mientras Johana le sirve un te a su marido y se lo lleva a su lugar de pensamiento (ella bromeaba con ese nombre, pero estaba resignada también) y de repente el timbre suena como si nunca hubieran despegado el dedo del botón. El sonido del timbre retumbo por toda la casa e hizo salir de manera furioso a Cesar Cordoba. Abre la puerta y cuando estaba dispuesto a maltratar al visitante, se da cuenta que era Raul, lleno de carpetas que dejaba entrever el desorden de papeles, con una agitación propia de correr una maratón y con una voz ronca pero entrecortada decía………..creo que lo tengo…………creo que lo tengo. Y Ahí se dirigen a su escritorio donde con una mirada le dice a su esposa. NO ESTOY PARA NADIE!!!!!!!!!!!!!!
Raul había estado en el destacamento y previo a eso había ido a revisar la casa de la victima.
Empieza a hablar con Cesar por al menos 2 horas y junto con ademanes y papeles y con el marcador va explicándole cual era su idea de la resolución del caso. Cesar, lo escucha atentamente, va haciendo preguntas, piensa en vos alta, aporta información y así los dos juntos van elucubrando una hipótesis un poco mas certera y con mas fuerza de lo que pudo haber pasado y sobre todo, de donde pueden estar los chicos.
Una vez que terminaron, llamaron a la seccional y pidieron una orden de cateo y emprendieron viaje.
- Abra policía!!!!!!!!!!!!!!! Gritaba uno de los oficiales, mientras en el interior se escuchaban algunos ruidos (el reloj ya marcaba las 5 de la madrugada).
En ese momento y pensando una posible fuga, los oficiales derriban la puerta con un golpe seco en la cerradura y entran en el departamento. El mismo se encontraba oscuro pero se podía distinguir una mesa ratona de vidrio, en el rincón izquierdo había un baúl, el cual estaba abierto y sobresalían algunos juguetes para chicos. Parecía como si recién empezaron a tirar los juguetes que estaban desparramados en el piso para guardarlos dentro del baúl. Del otro lado de la sala, una puerta que daba a la habitación principal, una cama matrimonial y en ella, durmiendo se encontraban los chicos. Parecían en perfecto estado, sin golpes evidentes. Al lado de ellos, ya esposada, se encontraba Lucia.
Ya en la seccional ella declaro y se quebró.
Conto que por mucho tiempo había sido la amante de Javier pero que el siempre le prometía de formar una familia con ella, pero nunca lo llevaba a cabo. Ella estaba muy enojada con Javier y su familia y envidiaba de sobremanera a Mari, hasta el punto tal que se alquilo un departamento al lado de ella para poder controlarla y manejarla. Los encuentros con Javier, una vez que se hizo efectivo su divorcio (hacia más de 6 meses) eran más asiduos pero él no quería formar una familia con ella. Y le decía que el ya tenía hijos y no quería tener más. Ella empezaba tener mucha pero mucha bronca, con Mari pero también a Javier (el cual manejaba a diestra y siniestra). Ella quiso quedar embarazada pero no pudo, después de algunos intentos consulto con un medico detectándole una enfermedad por la cual no podía tener hijos. Ahí se le derrumbo todo y empezó a planificar como iba a ser su familia. Ahí convenció a Javier de lograr la tenencia pero por recomendación de los abogados, quedo en el nada dicho intento.
Yendo a la noche del incidente, ella había planificado salir de vacaciones con “su familia” Javier y los chicos (pero Mari le había negado la autorización para salir). Entonces planifico un rapto pero el plan que ella tenía era otro. Sabiendo de la herencia y manejada solo por la ira que tenia contra aquella familia, entro a la pieza y se llevo a los chicos, junto con Javier. En ese momento vio que Mari queda inconsciente (la pensó muerta), luego al ver como quedaba casi inconsciente, Lucia tomo el cuchillo, y se lo clavo en la yugular matándolo al instante. Después salió con los chicos y se escondió en su apartamento hasta que pase un tiempo y poder salir.
Luego de dos días los encontraron.
Ahí la sorpresa de su jefe el capitán flores, ya que daba por hecho que Mari había matado a su ex esposo y la mirada cómplice de los dos detectives. Ellos habían descubierto un pasaje para 3 personas, una carta a un abogado y el nombre de un doctor (un psiquiatra) lo cual había dicho el trastorno de Josefina Mendez (se hacía llamar Lucia) y lo peligrosa que era. Cotejaron las fotos y se encontraron que era la vecina.
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