A ese beso déjalo donde lo encontraste.
Para que no se extravíe hazle un envoltorio
y presérvalo celosamente del tiempo
así estará presente en cada vez que nos miremos.
Porque ese beso ha entrado en nuestra historia
y habrá de subyugar nuestros calendarios.
Se aposentará en las sillas dispersas en la sala
y ha de concentrar todo el cariño que poseemos.
Permanecerá en las frías paredes de la casa
y las hará sonrojar sin meditar demasiado.
Texto agregado el 19-02-2013, y leído por 224
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