El código genético

Mi tatarabuela le fue infiel a mi tatarabuelo durante toda su vida. Tuvo el detalle de evitar que el viejo se enterara nunca de nada. Su hija, o sea mi bisabuela, tuvo relaciones extramatrimoniales desde el primer día que se casó con mi bisabuelo, que no se enteró o hacía como que no se enteraba del asunto. Su hija, o sea mi abuela, le puso los cuernos a mi pobre abuelo sistemáticamente, que lo llevaba con resignación, dicho sea en su defensa. Su hija, o sea mi madre, no fue menos que ninguna de sus ancestras y siempre tuvo aventuras, líos y trapisondas amorosas, que eran la comidilla de parientes, allegados, vecinos y de miembros de la espesa masa municipal… Y a ti, amor mío, ¿cómo se te ocurre pedirme que te sea fiel hasta que la muerte nos separe, con estos antecedentes inscritos en el código genético?

Juan Yanes