Pedro era un hombre sumamente resentido, laboraba de nochero en una pequeña empresa junto a Vicente, quien gozaba de un cargo superior. Como el quehacer nocturno era escaso, ambos compartían una taza de café acompañada de un sándwich, mientras platicaban de variados temas. Pero una noche Vicente le confeso a su compañero, que tenía una pretendiente muy hermosa, con cuerpo de modelo de pasarela, cabello rubio natural, entre otras características, la cual se llamaba Jennifer. Pedro conocía a la actual novia de su colega, siempre había sido su amor platónico, además era la mejor amiga de su esposa, quien era una mujer de contextura gruesa, de cabello y ojos negros, la cual se llamaba Violeta. Pedro no se molestó en ocultar la envidia hacia Vicente, expresándole mensajes desafortunados tales como: “Lo que logras con el dinero, Vicentito” , “Vicentito, cambiemos de vida porque la mía es un asco”; todos sus comentarios estaban relacionados con las diferencias de salarios con su compañero.
El nochero entra a su humilde morada a las ocho de la mañana, siendo esperado con un rico desayuno preparado por su esposa, la cual lo saludo cariñosamente, pero Pedro ignora la muestra de afecto, y traga sus alimentos sin saborearlos. De repente se le acerca su hijo Pedrito vestido de escolar, para contarle en forma entusiasta, que había sido el goleador del Campeonato de Futbol en su colegio, pero Pedro no le tomo importancia a la hazaña de su retoño, tapándole la boca y ordenándole a que encendiera el televisor.
La noche se aproximaba, y Pedro desalentado se preparaba para trabajar, mientras Violeta le preparaba su colación, y Pedrito se concentraba en sus tareas escolares, para tratar de mejorar sus notas para no reprobar de curso. El nochero coge sus pertenencias laborales, y se retira de su hogar sin despedirse de su familia.
Pasada la medianoche, y como era de costumbre, Pedro y su colega entablaron una charla, relacionada a los obsequios navideños, porque faltaban poco días para la celebración del nacimiento de Cristo. Vicente le menciono a su colega, que iba a darle en el gusto a su hermano menor esta navidad, ya que había sido el alumno más destacado de su clase, además por haber logrado una beca escolar para el año entrante. En cambio Pedro se expresó pésimo de su hijo, tratándolo como un holgazán, que no merecía recibir regalos, además de lamentarse de ser su padre.
A las seis de la tarde del día de vísperas de navidad, Pedro partió irritado en busca de regalos para su familia. A las siete de la tarde, sorpresivamente logro encontrar una tienda abierta, en la que compro un balón de basquetbol para su hijo y utensilios de cocina para Violeta.
Camino a casa, Pedro se topó con una prostituta extranjera, quien lo invito a su cabaret a disfrutar de los espectáculos eróticos de sus compañeras. Pedro no se negó a esta pecaminosa invitación.
Faltaba media hora para abrir los regalos en navidad, pero Pedro aún seguía gozando de los sensuales bailes de mujeres desnudas, mientras bebía alcohol descontroladamente.
Vicente se encontraba en el departamento de Jennifer, su futura esposa, de la cual se despidió rápidamente, porque le quedaba escaso tiempo para regresar a su hogar para disfrutar de la cena navideña junto a su familia. Debido a esto, Vicente excedía los límites de velocidad en su lujoso vehículo, y no respetaba las señales del tránsito. Pero mientras se distraía pensando en su futuro matrimonio, arrollo a un hombre ebrio que cruzaba la calle. Inmediatamente Vicente descendió de su auto, para auxiliar al accidentado, pero quedo aterrado al sorprender a su compañero de trabajo, bañado en un charco de sangre, totalmente inconsciente, debajo del neumático de su coche. Treinta minutos después de la desgracia, apareció una patrulla de Carabineros y una ambulancia, la primera se llevó detenido a Vicente, mientras tanto la otra, le presto primeros auxilios a Pedro, quien se encontraba con riesgo vital.
Pedro abrió los ojos, observo que se encontraba en una habitación de hospital, conectado a muchas maquinas extrañas, pero él no recordaba nada. Trato de ponerse de pie, pero no sentía sus piernas. Intento levantar sus manos, pero estas no respondían. Pedro asustado y desesperado, se esforzó en gritar, pero sus labios negaron abrirse. Desde lejos oyó las voces de Violeta y Jennifer, enfrascadas en una delirante charla. La esposa de Pedro se lamentaba por el trágico accidente de su marido, al cual amaba con todo su corazón, además manifestó que su hijo estaba demasiado triste, y arrepentido por no haberle contado antes a su padre, de que había sido reclutado para ser cadete de un importante club de futbol nacional. Pedro se conmovió con la noticia, y por primera vez sentía ganas de felicitar a su hijo por el logro obtenido, pero le era imposible. Luego escucho a su amor platónico declarar que se había separado de Vicente, porque después que logro salir de prisión, encontró un trabajo muy mal remunerado, y que ella no estaba dispuesta a estar con él por ese sueldito. Además expreso sentir lastima por el suicidio del hermano menor de su ex novio, quien se había eliminado por no estar conforme con su vida, ya que no tenía amistades, y se sentía estresado por la presión ejercida por su familia de no bajar el rendimiento escolar. Después de esta conversación, Pedro oyó a su esposa consultar:” Doctor, ¿qué pasara con mi marido?”, a los que una voz de un anciano respondió: “el señor Pedro Contreras, se encuentra en un estado vegetal indefinido. Debido a ello la Junta de Médicos ha determinado desconectarle los aparatos que lo mantienen con vida, para dejarlo descansar en paz”, enseguida Violeta comenzó a llorar desconsoladamente.
Al saber su destino, Pedro solo deseaba abrazar y besar a su esposa para poder consolarla, y pedirle disculpas por no haber sido el marido que ella merecía. Además sentía ganas de tener una plática de padre a hijo con Pedrito, y pedirle disculpas por haberlo menospreciado tanto… pero era demasiado tarde.
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