Llegaron esposo y esposa a la consejería matrimonial, era la única manera de como podrían salvar su matrimonio (así les habían dicho), tenían problemas, como toda relación marital en estos tiempos, discusiones sin sentido, la famosa frase: “aquí mando yo”, era la que sacaba de sus casillas a la mujer, él como todo hombre no entendía a las mujeres, para él eran especie aparte en cuanto a pensar se refiere, nunca supo como meterse en el cerebro de su esposa y hallar una forma de comprenderla, se sentaron frente al consejero y este empezó interrogando a ambos; empezó focalizando el problema de ambos, ayudo a liberar y reconocer sus sentimientos, les brindo herramientas para que se comunicaran mejor, notó que a ellos les pareció extraño todo lo que les había dicho, la esposa empezó desahogándose diciendo:
-Como va a estar bien nuestro matrimonio si éste es un irresponsable-.
-Yo aporto lo que puedo-dijo el esposo.
-Este que ve acá es mujeriego, bebe todos los fines de semana, cuando necesito dinero no tiene, todo se lo gasta en bebida y quizás en mujeres también- dijo la esposa.
-Eso es mentira señor, si me tomó mis cervecitas de vez en cuando, no tengo otra mujer, lo que pasa es que ella dramatiza y le aumenta a todo, ya me imagino tener otra mujer, suficiente con ésta-menciono el esposo.
-Ya ve, él todo lo ve así de fácil, para él no hay problema, yo tengo que resolver todo, yo soy la cabeza en este hogar-
-Eso no te lo voy a aceptar, la cabeza del hogar soy, ahí yo mando-dijo el esposo.
El consejero matrimonial notó que cada uno había desencadenado sus sentimientos (no muy amables) hacia el otro, la esposa dijo:
-Ya ve, ¿cree que todavía podemos salvar nuestro matrimonio?-
-Ya ves todo lo magnificas, ya te estas poniendo histérica y apenas llevamos 20 minutos en esta consulta-dijo el esposo.
-¡Ya ve!, ¡ya ve!, él es el del problema, irresponsable, mentiroso, mal hombre, por eso te doy tus golpes, a veces-.
El consejero oyó lo que había dicho la esposa, miró al esposo y le pregunto a él:
-¿Le pega su esposa?-
-De vez en cuando, cuando llego tarde y me he tomado mis cervezas, me da mis golpes en el cuerpo, menos en la cara-le dijo.
-¿Usted le pega a ella?-le pregunto el consejero.
-No nunca lo he hecho-le respondió.
El consejero tranquilizo un poco la situación, esperando que se calmaran los ánimos de ambos, escribió un par de notas en su libreta, y les dijo:
-Esto es lo que vamos a hacer, se van a comprometer a no discutir y estar golpeándose, dejen de lado sus diferencias, establezcan comunicación entre ustedes, la esposa interrumpió y dijo:
-Mire, mejor que quede plasmado todo eso por escrito, sino este sinvergüenza no lo va a cumplir-
-Le parece bien lo que dice su esposa-le dijo el consejero al esposo.
-Me parece bien-
El consejero hizo un acta en donde quedarían plasmadas todas las actividades que realizarían para mejorar su matrimonio, dentro de estas la esposa se opuso a una de ellas, la cual era la de no pegarle al esposo, le dijo al consejero:
-Esa no la acepto, y como voy a hacer para que entienda este cuando viene noche y con sus cervezas adentro, no tengo otra forma-.
Si pero si quieren que todo esto funcione, eso no hay que hacerlo….-dijo el consejero pero fue inmediatamente interrumpido por el esposo que mencionó:
-Esta bien déjelo así, no hay problema-
-¿Le parece que quede plasmado así?, esta de acuerdo con esa situación-le recalco el consejero.
-Me parece bien, esta bien, si ella lo dice y le parece a ella, no hay problema-
-¿Esta seguro?-le volvió a preguntar el consejero al esposo.
-No me importa-dijo el esposo.
-Bueno si creen que con eso van a estar felices-dijo el consejero.
-Solo una cosa-dijo el esposo.
-Si, dígame-dijo el consejero
-Que quede bien plasmado en esa acta que el que manda en la casa soy yo, la cabeza del hogar soy yo y que ella me hace caso en todo lo que yo le digo-
-¿Cómo así?, no le entiendo-le dijo el consejero.
-¡Pues si!, el que mando soy yo, siempre que me pega o me quiere pegar ella, le digo que en la cara no y ella siempre me hace caso, en la cara ya sabe ella que no me tiene que pegar-dijo el esposo.
El consejo matrimonial anotó en el acta que habían realizado: cuando ella le quiera pegar a él, no lo hará en la cara.
La pareja salió de la consejería un poco contenta, ya no iban muy enojados, ni discutiendo tampoco, en la salida él le tomo de la mano a la esposa, esta le correspondió con una sonrisa, y él le dijo:
-Verdad que en la cara no, mi amor-.
-No mi amorcito, ya sé que en la cara no-.