Sergio era un joven sin espíritu de superación, su vida consistía en vagar y parrandear, además era un mujeriego que buscaba féminas por el chat para satisfacer sus deseos sexuales, pero su mayor defecto era ser homofóbico, cuando veía a un afeminado, lo humillaba gratuitamente en el lugar que fuese.
En una noche de fiesta en el pub que Sergio frecuentaba, diviso a lo lejos a una hembra despampanante, de medida perfectas y hermosas facciones, que le revoluciono sus hormonas. Como era de costumbre, el muy galán se acercó a la mujer y se insinuó coqueto:
- Hola preciosa, puedo ofrecerte un trago.
Ella lo acepto. Luego dialogaron toda la noche de variados temas, mientras compartían unas copas. Al terminar la juerga intercambiaron números telefónicos, para concretar una cita.
Al día siguiente, Sergio telefoneo a la muchacha que había conocido en la noche, a la hora precisa que ella le indico, para llegar al acuerdo de reunirse en la Plaza de Armas. Sergio llego puntualmente a la hora fijada de la cita, pero la mujer tuvo una hora de retraso. Sergio saludo afectuosamente con un beso en la mejilla a la joven, y luego torpemente le comento:
- Ah, oye disculpa por lo idiota que fui, pero ayer olvide preguntarte tu nombre. ¿Cómo te llamas?
Ella sonriente respondió:
- Ay, yo tampoco lo hice – sonrió coqueta – me llamo Kathy, y tú, ¿Cómo te llamas?
- Sergio, un gusto conocerte, ¿aceptarías ir a tomar un helado conmigo?
- Si, encantadísima.
Mientras disfrutaban de su barquillo doble en el BRAVISSIMO, Kathy interrogo a su compañero:
- Sergio, ¿Qué haces en la vida?
Este avergonzado respondió:
- Por el momento nada, pero tengo proyectos a futuro.
Kathy, sonrió y bromeo:
- Quizás a futuro seas el Presidente de la Republica.
Sergio, se sonrojo y contesto:
- Quizás, y tú serás mi primera dama.
Los dos rieron animadamente.
De repente vieron pasar a pareja de hombres tomados de la mano frente a ellos, y Sergio como de costumbre comienza a insultarlos. A Kathy le molesto demasiado el actuar de su compañía, y lo regaño:
- ¡Sergio, por Dios, son personas normales como todos, merecen respeto. No me gusto para nada tu gesto hacia ellos. Así que adiós me retiro, fue un gusto conocerte, y comete solo los helados – se paró de su asiento y se retiró.
Pero Sergio la siguió, la tomó del brazo, y le dijo:
- Discúlpame por lo que he hecho. Por favor.
Kathy disgustada le respondió:
- No me pidas disculpas a mí. Pídeselas a ellos.
- Okay, lo hare, les pediré disculpas. Pero por favor, no me abandones.
- Okay hazlo, aquí te esperare.
Sergio corrió hacia la pareja homosexual, sin creer en lo que iba a hacer, pero sabía que lo haría para no perder a la mujer más hermosa que había conocido en su vida. Sergio llego agitado hasta el objetivo que seguía, y en forma respetuosa les exclamo:
- Muchachos, por favor discúlpenme. Fui un estúpido, por las tonteras que les grite. Les pido perdón de corazón.
Uno de los homosexuales le respondió:
- Ay, si eres el rey de los estúpidos. Te burlas de nosotros, y andas de novio de la Kathy.
Sergio quedo anonadado ante aquella revelación, y les pregunto:
- ¿Qué… ustedes, conocen a la Kathy?
- Si po’ guachito, Kathy es la transexual más top de Santiago, como no íbamos a conocerla…
Sergio no quiso seguir oyendo al afeminado, y corrió desesperado hacia Kathy, cuando llego a su lado, la encaro enfurecido:
- Kathy, ese parcito me comento que eres un famoso travesti. ¿es verdad eso?
Ella respondió nerviosa:
- Si… ¿Por qué, tienes algún problema… con ello?.
Sergio, lleno de ira le contesto:
- Si po’ fleto encubierto, crees que voy a querer estar con un fenómeno de circo como tú, una mujer con paquete. Hasta siempre pervertido asqueroso.
Terminado lo dicho, Sergio se distancio de Kathy.
Pasada la medianoche, Sergio no podía conciliar el sueño, porque no paraba de pensar en lo que le había ocurrido aquella tarde, se sentía arrepentido en su actuar contra Kathy, sentía deseos de pedirle disculpas, pero eso iba en contra de las enseñanzas que su padre le inculco desde pequeño sobre la homosexualidad. Pero Sergio no entendía porque no dejaba de pensar en los ojos, en el pelo, en la sonrisa y en el cuerpo de Kathy. Siendo las cuatro de la madrugada, Sergio llego a la conclusión de que su corazón pertenecía a la transexual, no lograba entender el por qué, así que decidió llamarla al mediodía para pedirles disculpas y expresarle sus sentimientos.
Al despertar, Sergio digito el número de celular de Kathy, pero no recibió respuesta de ella, a pesar de que estuvo re discando alrededor de cuatro horas seguidas. Se rindió para seguir intentando en otra ocasión.
Al siguiente día, Sergio siguió con sus intentos de comunicarse con la mujer, o sea casi mujer, que le había robado su corazón, pero no conseguía respuesta alguna. Así continúo persistiendo durante semanas, sin lograr resultados. Al pasar los meses Sergio entro en un cuadro depresivo, se negaba a salir con sus amigos, no se alimentaba bien, no tenia deseos de chatear, ni de conocer a otras chicas paras sus aventuras entre sabanas. Él solo vivía para remarcar una vez tras otra el número de celular de su amada, de la cual nunca recibía respuesta.
Un día, Kathy decidió encender su antiguo celular, ya que lo había cambiado por el acoso telefónico de Sergio. Pero quedo impactada al enterarse que tenía más de cien mil llamadas perdidas por parte de Sergio, así que decidió devolverle las llamadas por compasión. Al marcar al celular de Sergio, le contesto una voz de un hombre desconocido para ella, que le dijo:
- Aló, ¿Kathy?
- Si con ella, ¿se encontrara Sergio?
El desconocido le respondió amargado, con voz temblorosa:
- No… Sergio ya no se encuentra en este mundo
Kathy desconcertada, pregunto:
- ¿Cómo que no está en este mundo?.
- Sergio falleció, estuvo sus últimos meses de vida encerrado en su habitación, re discando reiteradamente a tu celular. Se encontraba en paupérrimas condiciones, ya que no quería alimentarse, ni salir con nadie – lloro desconsolado y prosiguió – yo soy el padre de Sergio. La ultima platica que tuve con él, me conto que estaba enfermo de amor por ti, me dijo que tú eras una transexual, y que daría su vida con tal, de que aceptaras sus disculpas por el daño que te causo, también me dijo que algún día seria tu novio, aunque Dios, el Presidente o yo, nos opusiéramos a ello.
Kathy, sintiéndose culpable, respondió:
- Perdóneme por favor señor, no sé cómo remediar lo que he causado. Fue mi maldita culpa por Dios…
El padre de Sergio la interrumpió:
- Kathy, no te sientas culpable, aquí el único responsable de la muerte de mi hijo soy yo, por inculcarle el desprecio hacia las personas homosexuales. Así que yo te debo una disculpa. Te ruego que mañana me acompañes a llevarle flores al cementerio, para enviarle una alegría hacia el más allá.
Kathy acepto la invitación.
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