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- Erase una vez en una noche de lluvia, una estrella fugaz alumbró la mirada perdida de un soldad a punto de morir, recordó el cuento de “pide un deseo a la estrella fugaz” entre lágrimas deseó en vez de dispersar la sangre del enemigo por toda la tierra, desearía morir luego de hacer algo mejor con su vida malgastada. La estrella brilló con más fuerza y hasta parecía decir “Tu deseo, lo acepto” la luz creó un arcoíris nocturno con la lluvia y ahí lo vieron por última vez. Se reportó su baja en la batalla pero el cuerpo no fue encontrado-

En un lugar olvidado por la civilización se encuentra establecida una pequeña casa hogar que una anciana fundó para darle hogar a aquellos que habían sido castigados por inocentes. Ella y sus hijos cuidaban de los niños y niñas que ahí encontraban un poco de amabilidad en un mundo que los rechazó. Una tarde, una de las más sombrías, la anciana se propuso dormir una siesta en su silla y jamás abrió sus ojos de nuevo, la tristeza reinó al lugar desde entonces, pues era quizá a la única a quien los pequeños le importaban.

Sus dos hijas y su hijo que sin rechistar siempre la ayudaron en su sueño altruista abandonaron la causa una vez dejaron de sentirse atados moralmente hacia aquel hogar, nombraron a un joven, al primer niño que su madre recogió para que fuese quien se hiciera cargo de los demás y a una señorita para que ayudara con la casa, pues alguien tenía que jugar el rol de la mujer para que funcionara dijeron ellos.

Así ambos comenzaron a manejar una extraña familia donde todos eran como hermanos, pero estaba lejos de ser una familia feliz, más bien estaban lejos de ser una verdadera familia. Los pequeños tenían hambre y frío, los más grandes se metían en problemas, algunos incluso fueron arrestados por tener demasiada hambre y no saber qué hacer, perdón, por robar comida de un mercado.

Era de esperar que dos niños que jugaban el rol de adultos no pudieran ser capaces de cuidar de los demás, la desesperación comenzaba desde la mañana y terminaba cuando al fin conseguían dormir un poco. Una de las largas noches, Cristina, la ama de casa salió de su cuarto por que no podía dormir en una sola cama con todas sus demás hermanitas, no podía evitar llorar a diario por la pésima vida que llevaban, por no poder salir de casa sin que ocurra un desastre por descuidar a los pequeños, por ser condenada a arrastrar culpas de los demás.

Recordó cuando se sentaba con la cariñosa abuela bajo la sombra de un gran roble para tomar una siesta vespertina, anhelaba esos días, tanto que visitó aquel lugar y vio al árbol seco, como si al irse la abuela, se le fuera la vida. Se sentó ahí a recordar buenos tiempos cuando una voz que se escondía entre la oscuridad la sacó de su trance.

“¿Qué se te ha perdido niño, te puedo ayudar a buscarlo?” ¡La abuela! Cristina reaccionó velozmente hacia esa voz que tan bien conocía. Buscó por todos lados, la voz resonaba diciendo lo mismo pero no había nadie, luego se dio cuenta que provenía del árbol seco, un nido yacía en un hueco del árbol y en él un misterioso pájaro que imitaba la voz de la anciana.

Cristina corrió a la casa a contarle a Jorge lo que había visto, pero él no le creyó y le reprochó haber salido de la casa así dejando a todas las niñas solas. Jorge era un muchacho amargado, pensando ser una figura de disciplina y orden para los demás, terminó siendo un tirano que daba de comer solo al que lo obedecía y castigaba al que lo retaba, había olvidado la bondad de la abuela y sólo conocía un mundo cruel donde sobreviven los fuertes.

En la madrugada Jorge salió a trabajar y pasó muy cerca del árbol seco pues quería saber que era lo que había visto Cristina que la había hecho decir sandeces, cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver el nido, el pájaro voló y simulando la voz de la abuela dijo “¿Qué se te ha perdido niño, te puedo ayudar a buscarlo?” Jorge huyó del lugar espantado mientras veía plumas verdes caer. Pasó todo el día pensando en esa frase, como sentía como si la abuela se lo decía cada segundo en su cabeza.

Cuando regresó todos estaban afuera admirando el árbol seco, que ahora tenía varias ramas llenas de hojas nuevas, parecía estar renovándose “Ves como si era cierto” dijo asombrada Cristina cuando el ave volvió a imitar aquella voz “¿Qué se te ha perdido niño, te puedo ayudar a buscarlo?”. Esa noche cuando todos estaban aún asombrados por el misterio del árbol recibieron una visita de un señor alto y de bigote quien preguntaba por su extraviada ave de circo.

Cuando lo llevaron al árbol el ave voló al brazo del misterioso viajero fijó uno de sus grandes ojos en Jorge y le repitió “¿Qué se te ha perdido niño, te puedo ayudar a buscarlo?” Jorge no dudó en preguntar por qué el perico conocía la voz de la abuela quien había muerto hace ya cuatro años. El hombre aseguró no saber el por qué pero cambiando de tema cuestionó el por qué esos niños vivían de esa manera y quiénes eran los encargados.

Luego de explicar la situación el viajero se mostró indignado al saber que ninguna persona o autoridad mostraba interés en tal cruel caso de abandono, así que les propuso que viniesen con él al circo, que tendrían que ayudar un poco pero les prometía comida decente y un lugar cómodo para dormir, sin embargo Jorge no confió en el cirquero y se negó, mientras que Cristina rechazó la idea con el motivo de estar siempre cerca del árbol de la abuela.

El cirquero comprendió y como muestra de su buena voluntad de ayudar, por una extraña razón dejó que su perico se quedara en el árbol con ellos y se marchó. Las cosas se pusieron más difíciles después de eso, pues comenzó la época lluviosa y el agua se colaba por todos lados, Cristina corría por todos lados tratando de tapar las grietas con la ayuda de Jorge. Una semana después los niños comenzaron a enfermarse y no había dinero para medicina, ni si quiera alcanzaba ya para la comida, así que Jorge tomó la decisión de abandonar a aquellos que estuvieran enfermos y alimentar a los que “podían seguir”.

La decisión no le agradó nada a Cristina, quien al reprocharle fue echada de la casa. Se dirigió al árbol que de alguna razón la reconfortaba y ahí lloró hasta que quedó dormida. Por la mañana fue despertada por la voz dulce de la abuela que salía del pico del ave “¿Qué se te ha perdido niño, te puedo ayudar a buscarlo?” Cristina lloró y dijo “Perdí todo lo que tenía, ¿puedes ayudarme a encontrar eso?”

El ave voló hacia el patio de la casa y comenzó a aletear fuertemente, Cristina lo siguió y con sus manos comenzó a sacar todo el lodo que había y luego excavó la tierra hasta que encontró algo como si fuera una piedra, pero era muy lisa, los niños al verla desesperada sacando la tierra, tomaron cucharas y utensilios para ayudarla Jorge llegó a regañarlos por salir de la casa cuando vio en las manos de cristina una gran vasija.

La rompió y había cientos de piezas de valor, joyas, collares de oro y utensilios de plata, todo esto junto con una carta que seguramente era de la abuela, estaba muy gastada y apenas se podía leer un párrafo “Espero que sean felices” Jorge no sabía cómo reaccionar ante tal noticia, así que simplemente lloró, como cuando hacía algo malo y la abuela lo regañaba.

Cristina se acercó al niño regañado con un abrazo y le preguntó ¿Hace cuanto que no sonríes? Con estas palabras se puso en marcha la reconstrucción del hogar y de una nueva familia, el cirquero volvió por su ave, diciendo que había pasado tiempo suficiente con ellos y compró todas las joyas para que tuviesen el dinero al instante, cuando Jorge le dio las gracias, el cirquero le respondió “La próxima vez que veas que algo bueno se avecina, no llores, ríe; Cristina sabe el secreto del árbol, cada vez que alguien es alegre junto a él, éste se renueva con un manto verde y fresco, así que de ahora en adelante preocúpate por conocer la alegría y no dejes que se seque”. Cristina llegó y le dijo antes de que se marchara “Es un ángel mandado por la abuela” a lo que respondió “Me temo que no, solo soy un viajero que va y viene, a eso se le puede llamar Arcobaleno”

Texto agregado el 18-02-2013, y leído por 204 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
14-04-2013 Un relato precioso, te felicito.***** MujerDiosa
19-02-2013 Tierno y regocijante relato. Un abrazo!!! cinco aullidos yar
18-02-2013 Bonita narración, me gustó leerle. Un saludo cordial Mayte2
18-02-2013 Gran personaje Arcobaleno. Me lo imagino recorriendo y brindando solidariamente su ayuda por otros lugares. jarabe
18-02-2013 Qué linda historia! Es atrapante, emotiva, mágica y esperanzadora. jarabe
 
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