Nos reducimos a sombras de lo que algún día fuimos
nos reducimos a un espacio vació que aúlla en el alma
decrecemos en pasados melancólicos
mientras un vaho devora las entrañas
la carne del dolor
es la misma que envuelve los huesos del amor
un sabor purrido de satisfacción
repleto de gusanos dubitativos y marchitos
y la esperanza tan lenta y tardía
que dan ganas de escupir el hallazgo del día.
Texto agregado el 16-02-2013, y leído por 103
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