De que silenciosa manera se hace usted cada vez mas grande y sincera;
De que ruidosa manera me gritan los demás, que esto es una locura, que no tengo cura; pero ¡que va! si la cura y la enfermedad es usted, usted apareció de la nada, como un hada, pero aún nada, nada que la tengo, nada que la siento; ¿de qué forma, dígame? ¿de qué manero puedo, si quiero, acercarme y decirle: Hola ¿qué tal? ¿sabe? me muero, me muero por no verla como antes, por no sentirla como antes? A veces un martes cualquiera, usted viera, cómo me pongo, cómo la pienso.
Sólo quería que supiera que si la viera, le diría lo que siento, le pediría que tomara asiento y simple y llanamente la inundaría con mi aliento, con mis palabras, con mis versos para, tan sólo besar sus labios tersos.
Sólo quería que supiera que espero verla pronto, que la anhelo como un tonto, que son las cuatro y doce y aún no sé si me ha entendido, si me ha leído, sin embargo, Sólo quería que supiera que yo sí la he querido y que no la olvido. |