La realidad supera la fantasía, ¿qué duda cabe? Ayer, un gigantesco incendio en los cerros de Valparaíso devoró bosques, pastizales y viviendas, provocando la estampida de la gente, los lloros y la cruel indefensión de los que lo perdieron todo. Se oficiaba un funeral en una de las casas amagadas, por lo que los deudos, féretro a cuestas, se llevaron a su finada a otra casa. Pero, el incendio se confabuló con los vientos y hacia dicha casa dirigió sus lenguas infernales. Una vez más, ataúd en ristre, los ya acongojados y desesperados deudos buscaron otro alero para ofrendar a la que ya no estaría más con ellos. Otros vecinos les brindaron morada y consuelo y rearmaron duelo, lágrimas y pésames. Pero no, la extinta, que según confesión de los vecinos había sido una mujer ejemplar, una vez más debió huir del fuego mortal, que del inmortal no nos ocuparemos, y el dueño de una camioneta se condolió con todos y ofreció su vehículo para trasladar el sarcófago a lugar más seguro,
La realidad, superando la fantasía. Hoy, en la madrugada de nuestro país, un meteorito se desplomó sobre la región rusa de de Cheliábinsk, en los Montes Urales, provocándose una onda expansiva que originó serios daños en estructuras y ventanales de los edificios, los cuales hirieron a centenares de personas. Todo esto ocurre en vísperas del paso del asteroide 2012 DA14 por nuestra tierra a la insignificante distancia de 27.860 kilómetros. Los científicos niegan cualquier posibilidad de impacto sobre nuestro planeta, pero ya se han sucedido tantas predicciones antojadizas que el hombre no atina a qué
creer. Imagino los rostros aterrorizados de aquellos rusos, pensando acaso que un hipotético apocalipsis comenzaba a manifestarse precisamente en donde la creencia de ese dios occidental alguna vez fue superada por el materialismo ateo. Si bien es cierto que en 1908, en una lejana región de Siberia, denominada Tunguska, un meteorito del mismo tamaño del que surcará hoy el horizonte, provocó la destrucción radial de 1.200 km cuadrados de bosque, ya sabemos que no es normal que ellos impacten nuestro planeta y la mayoría se pulverice al roce con la atmósfera. Sin embargo, hoy, el evento de ese meteorito explotando sobre las cabezas de los rusos, no lo hubiera imaginado un escritor de ciencia ficción, acaso más preocupado de la abdicación del Papa que de la intempestiva irrupción de un bólido aeroespacial.
Y no pensemos que lo del papa fue la crónica de una renuncia anunciada, ya que la calidad añosa de tales patriarcas nos obliga a pensar que el lecho papal se proyecta como el escenario más propicio para extinción de los príncipes de la iglesia y que esta abdicación fue un gran golpe a la cátedra, algo que muchos ni se imaginaban.
Esperemos que esta gran libretista que es la vida misma, nos siga proveyendo de historias insólitas y realidades que ni con mucho podrá superar la fantasía nuestra…
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