un amigo fue muerto a trompadas... le miré a los lejos y no hice mas nada que mirar… cada golpe que le daban, los sentía en carne viva... aún veo al negro encima de mi amigo... levantando la manaza, como quien levanta la mortal espada sobre el lomo de un toro... le veo incrustando la mano sobre el rostro de mi amigo... le veo a mi amigo dejando de batirse... le siento que no está más en aquel cuerpo sin alma... le siento dentro de mí... sigo mi camino con la imagen y los golpes que recibió mi amigo, y que no se han ido nunca de las imágenes interiores...
en mis tardes de soledad, suelo recordarle… le hablo muchas veces y él me contesta... me dice que haga pocas cosas pero bien; me dice que el tiempo no existe más que para los que temen la muerte... le escucho y sonrío... nadie sabe de nuestra atemporal relación... y cuando veo a sus hermanos, les saludo y ellos me miran como si vieran al negro que golpeó a su difunto hermano... sigo mis pasos y siento sus golpes una y otra vez sobre mi cara... la noche aquella se hace luminosa… me siento oculto en una esquina… me siento cobarde y temeroso de todo… de pronto, escucho: "tranquilo, tranquilo, me dice mi amigo mientras los golpes e imágenes dejan de sonar"...