Siento la violencia,
brincando con ironía por las calles,
adueñándose de ellas.
Presente está en las miradas,
en los modos agresivos,
de pronunciar las palabras,
en tratos inapropiados,
en la discriminación,
la hostilidad,
las mentiras y falsedad.
A veces se me cruzan ángeles,
eso me gusta pensar.
Tal vez sólo sean ilusiones,
creaciones de mi incredulidad,
hacia una desgastada humanidad.
Son seres que aparecen,
cuando soy víctima de la vulnerabilidad.
Y es tanta la sorpresa,
ante la presencia de pureza,
de ternura y solidaridad,
y desinteresadas sonrisas.
Que puedo apreciar con gusto,
cuando pienso de otro modo,
que esos seres son humanos,
que no todo esta arruinado.
Hay esperanza y amor,
brillando en las penumbras,
de ciudades agotadas.
Creciendo, reproduciéndose,
hasta ser tan imponentes e íncreibles,
que vuelvo a pensar que son ángeles.
Pero no, somos nosotros!
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