¿Rosas tardías…?

Eran las rosas más hermosas que “mis ojos” jamás hubiesen visto. Era un manojo de esos que cualesquier mujer ansía recibir. Las mire con nostalgia si es que esa palabra cabía hoy … pero cómo… si esas flores eran... eran para mí, sí, así lo mostraban unas letras doradas que formaban mi nombre y estaban impresas sobre una cinta morada… Pero que sorpresa si el ser que traía aquel majestuoso ramo era el hombre de mis sueños… Vino directamente hacia mi última cama, hacia mi frío cuerpo abriéndose paso por entre mis llorosos familiares y amigos. Estampó un beso sobre mis “cerrados labios”. ¡ Oh, si hubiese sido tan solo ayer!. Unas lágrimas de sus ojos humedecieron mis mejillas. Ya para qué lloraba si cuando yo lloraba no se daba cuenta. Aspiré profundamente las flores, di una “última mirada” al hombre de mis sueños y mi sustancia etérea voló…voló… y ya no le deseé más la muerte a la muerte…