por margaritazamudio Tragedia en alta mar
Modernos argonautas en pos del vellocino de oro...el fin de la miseria, de la guerra y de la injusticia. Europa, un sueño de prosperidad.
Ya se divisa la costa, aunque aún quedan muchas olas que vencer. Los hombres reman y reman en un último esfuerzo. Ella no. Ella abraza a su bebé que es todo lo que tiene, lo único que pudo llevarse de África. Envuelve a su pequeña en su manto de colores aunque muy escaso calor puede brindarle, pues está mojado.
Pero los dioses vuelven la cabeza para otro lado porque no les importa lo que Neptuno haga con sus dominios. Una ola empuja la patera contra las rocas; algunos consiguen llegar nadando hasta la orilla, pero otros se pierden para siempre en las aguas azules donde se bañan los turistas y los niños juegan con la arena.
Todos menos una niña negra de grandes ojos redondos como lunas que no podrá jugar nunca más.
Un manto de estampados multicolores es todo lo que reposa en la orilla, vacío del calor de una madre.
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por kanenas
Tragedia en la Opera
Luisito Alas jugaba a las muñecas y le encantaban todos los pasatiempos de las niñas. Su madre no veía en eso nada malo, pero el padre, un militar de carrera, quería que su único hijo fortificara sus músculos en los gimnasios con los varones.
Luisito tenía una voz de ángel. En el festival de fin de año obtuvo el papel de la Reina de las Nieves, nadie cantaba mejor que él. El padre, enloquecido de disgusto lo llevó a que lo viera su primo médico, quien le aseguró que el muchacho era sano pero que, claro, su miembro tenía el tamaño del de un bebé recién nacido y para eso no había cura.
Luis siguió estudiando canto y los maestros le vaticinaron un futuro glorioso cuando cambiara la voz. Pero su voz no cambió y Luisito obedeció a la fuerza de su naturaleza. Se fue a vivir a la casa del profesor y ganó uno tras otro los concursos de canto y obtuvo becas para los mejores conservatorios de Europa. Vestía ropas femeninas y nadie sabía que la nueva estrella de la Opera era un hombre. La presentación de Luisa Alas en la Scala de Milán lo consagraría definitivamente. Cuando estaba siendo ovacionado por un público delirante, un hombre maduro se levantó de su asiento, recorrió lentamente el pasillo y se acercó al escenario. Con los ojos enceguecidos por el llanto llevó su mano al bolsillo.
El fragor de los aplausos sofocó el estampido.
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por kaia Tragedia en alta mar
Como todos los años, estaba ella acostada boca arriba, contando los punticos blancos que manchaban el cielo; Llegaban las sacudidas espasmódicas y cerraba los ojos para inhibir las nauseas, esperando tranquilamente la calma. Otras veces sentía un peso en su cara, y ahí venia la migraña. Era realmente cíclica, y sí... algo extraña.
Recuerdo que de niña, le vomitaba encima cuando la encontraba, la dejaba inmunda, y ella así, no decía nada. Muchas veces la veía verde o azul, y yo pensaba que tenía que ver con su enfermedad, ahora entiendo que se trataba de un método sofisticado de protección, como esas iguanas que cambian de color, o esas niñas de cabello rubio falso que terminan siendo pelinegras, tarde o temprano.
Y ella siempre mirando al cielo, buscándole figuritas a las nubes y encontrando en su memoria algún viejo recuerdo. De vez en cuando los pájaros se burlaban de su estatura y defecaban intencionalmente sobre sus labios.
Pero un día sus temblores la azotaron con otra intensidad y nunca volvieron a cesar, por mas que cerraba los ojos, sentía que el sacudón quebraba sus piernas, dejándola invalida, indefensa; Se estaba ahogando del miedo, y la muerte la iba arrastrando por el cabello, desgarrándole el alma y con ella su vieja vida de misterios.
Se dejó llevar por la oscuridad, se dejó consumir muy despacio; ballenas y tiburones la miraban al pasar, se despidieron de ella con un débil movimiento de aletas, como si presintieran la tragedia de su ausencia. Lo ultimo que alcanzó a ver fueron corales y peces extraños, bañados de espuma que desprendía su cuerpo, o lo que quedaba de él. Así, esta vieja terminó chocando contra unas grandes rocas, quedando tendida en la arena resumida por gotas.
–“Aquí yace la esquizofrénica dueña de la profundidad, con su complejidad de altura, victima de jaquecas y temblores. Y junto a ella se siembra la tragedia sin altamar“- suspiraba un cangrejo mientras ella iba siendo absorbida por la playa.
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