Bárbara
Bárbara brotó de lo bajo en el baile bicentenario de Baracoa. Por su belleza, beneficiarios botaron bienes, billeteras y bonos
Busto de bombonas, lo blandía buscando beneficios y becas de boyantes banqueros, burgueses y brujos.
No buscona burda ni barata. Bien su bruñido busto era bálsamo que buscaban babear bobos y bribones, bienvenida o boleto no brindó. Si se bajaba las blanquísimas bragas en bulliciosos bacanales; como bocadillo se borraba belzebú del bando, para brotar en otro; banano en boca y balbuceando bellaquerías.
Bajo la bombilla y en brazos de bailarín barbado, se besaba y le bajaba el broche. Boca en brocha breve y bolas, brotaba blanco el bono, y Bárbara como bala al bidé
Antes de la boda, sin bártulos, breve como la brizna, fue en barco que la botó en Buenaventura y de ahí en bus a Bolivia. El búho bienhechor del bosque le brindó la bienvenida.
El bailarín, un bochornoso bebedor de banquillo. Banqueros y burgueses sin bolsa, ni bienes en el baúl; y una bola de bárbaros bramando como bestias.
Las “brujas”, briosas bisexuales de buhardilla, y bruscamente boyantes en bienes, billetes y bonos, barajaron a su bureo el bienestar de Baracoa.
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