La soledad es una venus morena,
con encantos de abismo y misterio.
Si dura, nos agota en desconsuelo,
si es breve, a veces, nos permite
encontrarnos más de una vez
con nuestra propia delicadeza,
hurgar en los anhelos latentes,
y, tal vez, reaparecer en la sonrisa
oculta en el recóndito trasfondo
del lamento de una angustia.
Oscura diosa de los corazones,
nos tienta por caminos exclusivos,
donde solo a ella perteneceremos,
sin tener agallas para algo más.
Y sin embargo, en la soledad,
arderán los deseos de despojarse
de sus maléficos encantos,
dejar de sentirnos uno sórdidos
abandonados de todo posible destino,
para encontrar en algún otro
una pequeña historia que compartir. |