Que se escondan lo volcanes tras de las faldas de sus madres, como los niños asustados que huyen del rugido de los truenos, esperando a que pase la tormenta; que sean ellos quienes agachen la cabeza y bajen la mirada. Que lloren las nubes y pasen los dias grises mirando por la ventana; que sean ellas las que le permitan a sus mejillas dejar correr la tristeza y saboreen en el paladar la aflicción; que extrañen cuanto quieran, que duden todo lo que vean, pero que las dudas y la nostalgia recaigan sobre ellas. Que sean las flores quienes pasen las noches viendo las estrellas y la luna, queriendo arrancar de la tierra sus raíces, tentadas a empacar sus pétalos y buscar un mejor cielo; que sean ellas las que sientan la impotencia de sentirse fuera de lugar. Que sea la vida misma quien tiemble de miedo, que huya como un cerdo del rifle y sude de los nervios... que hoy yo he decidido levantarme y sacudirme el polvo.

Que yo miraré a los problemas directamente a los ojos, me remangaré la camisa y buscaré una solución. Que no me esconderé tras de nadie por que no he venido de tan lejos y no he recorrido tanto camino para no poder tener el orgullo de mostrar mi cara donde me plazca. Que me he equivocado y puedo gritar con orgullo a los cuatro vientos mis errores, llevo marcas de ellos y las porto con honra a pesar de que no me definen, oh no, no soy mis equivocaciones, soy el número de veces he continuado mi camino a pesar de ellos. Que yo planeo iniciar hoy el resto de mi vida, en la cual hay un yo feliz. Que yo me sentaré junto con las flores a ver las estrellas y la luna, para darme cuenta que no importa a donde vaya, será el mismo cielo... el diferente voy a ser yo.

Antes de morir, me gustaría mucho vivir.

Vivir, vivir.