La niña y Gerardo finalmente se casaron, el enlace como podéis figuraros por los antecedentes que os he ido suministrando en las entregas anteriores (el que no lo leyó,que repase), fue por todo lo alto, en la catedral, oficiada por el obispo de la diócesis, auxiliado por siete u ocho sacerdotes, los invitados… de postín y de más lejos, políticos, artisteo a granel, blanqueros,(perdón quise decir banqueros), empresarios,`etc. (los conocía a todos de verlos por la tele), el Banquete…!!Madre de Dios!!, manjares importados, de lugares que no sabría señalar en el mapa, bueno, miento, el caviar sí, Iraní, los caldos nacionales pero con nombre y apellidos Vega Sicilia, Champan francés Don Perignon (la gente se lo echaba por encima como si fuera agua) decían !¡da buena suerte!! !¡da buena suerte!!, se llenaron zapatos de bellas señoritas (que sin duda eran primas de Gerardo, por lo cariñoso que se mostro con todas y cada una que a su vez le correspondían con gran efusividad a lo largo del evento), la piscina también se llenó con este liquido, los postres elaborados por los cocineros más famosos del momento,el nombre de uno de ellos era Ferrán Adrià, el de los otros tres no los recuerdo, os hacéis una idea? lo mejor de lo mejor y me quedo corta. Pero lo que más felicidad me reportó después de la de mi hija, fue que de esta “orgia de euros” ni uno salió de mi bolsillo.
Después de un largo viaje de Luna de miel, por las islas Caiman y Belice, finalizando en Suiza, la vida transcurría feliz entre el palacete del centro de Madrid, la finca de la sierra, vacaciones, en invierno en el cortijo andaluz, en verano en uno de los muchos chalets que poseía, en Baleares, uno en Ibiza, dos en Formentera, creo que tenía más pero no me dio tiempo a visitarlos todos.
La economía familiar subía como la espuma, Gerardo puso a nombre de la niña prácticamente todas sus bienes, en mi vida
había visto tanta generosidad teniendo en cuenta que antes de casarse habían hecho separación de bienes, yo misma, me recuperé de un día para otro de mi “inversión inicial” que cuatripliqué en dos operaciones de bolsa que me aconsejó Gerardo ¡!un lince!!.
Pero como no hay felicidad que cien años dure ni cuerpo que lo resista, un buen día, me llamó la niña, hecha un mar de lágrimas, Gerardo había recibido una visita uniformada que le obligaba a tomarse unas largas vacaciones, los motivos podian leerse en los periódicos de la mañana, en grandes titulares Gerardo López de la Cosa implicado en el caso PELARGÓN (se ve que aquí “chupaban todos”), corrupción, comisiones, blanqueo, etc. En vista de lo cual la niña nuevamente se vio abocada a un divorcio (en el que salió muy beneficiada económicamente, gracias a los consejos de su mama, aunque me este mal el decirlo) pero a consecuencia de tanto “sufrimiento” la niña probrecita, ha tenido que buscar ayuda psicológica con una psiquiatra (una lumbrera, que lleva a todos los famosos del país) y en ello está, poniendo en orden su psiquis.
Gerardo y Armando comparten el mismo lugar de veraneo, la adversidad une mucho y el haber compartido la misma mujer más, se han hecho íntimos, al parecer también comparten “aficiones”. (¡snif!)
La niña se ha liado con su psiquiatra, son tan felices… están tramitando la adopción de dos niños chinitos, ¡! finalmente veré colmada mi ilusión de ser abuela!! el paso posterior será casarse, cuando la niña tenga arreglados
los papeles del divorcio, me han prometido que seré la madrina.
Y yo…aquí en esta residencia de la tercera edad tan ricamente, (es un hotel de cinco estrellas que en vez de camareros tiene personal sanitario) lo único que me mortifica un poco es este señor que no deja de perseguirme con su silla de ruedas.
FIN
¡! Guapa!! ¡! Tía buena!!- Señor quiere hacer el favor de dejarme en paz o llamó a la enfermera.
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