Turbulencia, fuerte turbulencia es lo que sufre el aire dentro de mis pulmones, corta mis palabras, mis sueños son invencibles, el aire saliendo poco a poco de mi nariz me recuerda la condición en la que me encuentro. Las cosas son breves, relajadas, hasta que nos toman de improvisto, en el mundo todo circula hacia la misma alcantarilla, fétida, pero necesaria, las voces de la gente claman ayuda, pero nadie se compadece, los recuerdos hacen estragos en la mente de los resignados, de los que perdieron las ganas con el pasar de los segundos, pero la turbulencia que se aloja en mis pulmones me recuerda mi vaga condición. Responder, solo nos queda responder con los parámetros que condicionan nuestro futuro, tal vez ni tu ni yo seamos capaces de atrevernos a pensar un futuro en donde nuestros recuerdos no estén presentes, la saliva nunca alcanza para decir lo necesario; los gritos….. los gritos…… no existen, pues la gente se los traga por miedo a quedar en ridículo frente a la población, pero …. ¿A que saben los gritos? No lo sé, solo sé que su información nutricional no la encuentro por ningún lado, quizás por eso la loca de la calle esta tan anoréxica, el perro me mira y en sus ojos guarda la tristeza de los hombres cuando mienten, pero también allí mismo esta la comprensión y la resignación que me hacen sonreírle, ese perro sabe que yo soy uno de su manada, que entiende su vida. Pero me dicen que espere, tal vez ni tu ni yo nos esperemos para caminar por el sendero de la total oscuridad, estando preparados para todo, solo con el sentido de orientación que se ha grabado en nuestros genes que nos permite seguir ese norte magnético de la felicidad, pero me siguen diciendo que la coja suave, que me relaje, que yo les respondo que como putas me relajo si mi vida es un terremoto, que no se que esperar de cada día que salgo de mi guarida, suave, lentico, pero la saliva nunca alcanza para escupir lo necesario.
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