LA DAMA DEL TREN
Era pasada las 10 de mañana cuando despertó Marcos bajo un enigmático y mágico día; había una descomposición del tiempo, creándose un fenómeno meteorológico de lluvia y sol al mismo tiempo, haciendo que las gotas de lluvia salieran dispersas, como flechadas por los rayos solares atravesando sus gotas y reflejando su luz. Ese mismo día Marcos tenía que viajar y cumplir con ciertos compromisos relacionados con la empresa; tomó su vehículo y lo puso en marcha hacia la estación del tren. Después de subir al tren, él siguió contemplando ese espectáculo enigmático y misterioso fenómeno. Cesó la lluvia y reino de nuevo la claridad del sol, dejando ver los hermosos paisajes. A medida que el tren se internaba en la serranía, más imponente era el paisaje; por las horillas de los barrancos, fuertes y nobles habitantes de la altura se divisaban con abundantes flores amarillas, que como que hacían contraste con la tierra árida color ocre.
Pasada las horas, Marcos se puso a leer un libro para pasar el tiempo. Las horas fueron avanzando y Marcos continuaba leyendo. Cuando el tren hizo su parada en la siguiente estación, faltaba poco para las 12 de la noche; allí se montó una hermosa dama con un transparente velo que le cubría el rostro, dándole un toque de misterio; en ese mismo instante el tren se impregno de un suave fragancia, ella tomó el asiento que quedaba frente a él ,se sentó y puso su chaqueta color rosa en su regazo, repentinamente por la ventanilla del tren entró una suave brisa y un reflejo de luz; ya la dama no tenía el velo puesto, instantáneamente él la miró, y pudo verle una sonrisa igual a la de su madre, quiso pararse del asiento y acercársele para verla mejor, pero una fuerza magnética lo sostuvo en su asiento, dejándolo paralizado, sin poder moverse.
Cuando el tren llegó a su destino, bajaron los pasajeros y él fue el último en bajar, y se dio cuenta que la dama había dejado la chaqueta en su asiento, se apresuró alcanzarla, ella caminaba de prisa, su pelo flotaba sobre ella como una nube y sus pies como en el aire, pero él vio cuando se metió a una cabaña. Tocó la puerta y le abrió un caballero de mediana edad, y le preguntó que qué deseaba, él le respondió que venía a traer una chaqueta de una dama que acababa de entrar a esa cabaña; el caballero lo miró, y le dijo: es de mi hija y todos los años viene algún viajero a traerme está misma chaqueta, él no entendía nada, pero repentinamente, vio una hermosa obra de arte que lo deslumbró; sus ojos como que se le salían de sus orbitas y se le rebosaron de lágrimas, era algo inexplicable; era el rostro de su madre, sus mismos ojos y su misma sonrisa. La imagen fue pintada con gran fuerza e ingenio, era como que el pintor le hubiese dado vida a la obra. Cuando fue a preguntar que quien era el autor de esa obra, el caballero había desaparecido misteriosamente, quedando impregnada la cabaña con la misma esencia del tren.
Marcos se dio cuenta que había tenido una experiencia enigmática.
Por: Mayte Moreno
Relato de enigma.
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