Ojos de cal
Son las arrugas, las estrías, las huellas que deja el silencio, la piel, una pena ingrávida que deja el tiempo, el mal tiempo. Son también las otras circunstancias en las que andamos metidos, la palabra, la inflexión de la voz, la rutina, la escritura que de pronto se yergue, la inclinación y regularidad de la letra, el peso del cálamo con que escribo, el amor redescubierto tan esquivo. Eres tú que me miras, que sonríes quizá, que cierras los ojos, que duermes, que te desvaneces. Y yo, blanca, te miro con ojos de cal.
Juan Yanes |