Como no sé qué escribir, pensé que leyendo se me ocurriría algo. Tal vez entonces tomaría prestadas las palabras de algún autor que me sugieran algo para comenzar.
Y entre otras leí de nuevo a Bellaboo, ese personaje caprichoso con angustia existencial que bajo ese seudónimo intentaba ser. Y en consecuencia en esta mañana azul, fresca con los recovecos del espíritu en llamas, con el simulacro de la vida que pretende mucho y logra poco.
Alli, en esos espacios donde el pensamiento multiplica acciones y divide en realidades yo podría escribir, sólo que a veces siento que todo es demasiado tarde. Sin embargo arremeto, lo intento, justifico lo vivido, lo actuado y experimentado.
Y voy, sobretodo voy…(LÉASE no es conveniente usar los puntos suspensivos ni los paréntesis)
Me he puesto una gorra con visera, ridícula y he recorrido las increíbles historias que se esconden detrás de los textos. Qué pelotudez! creer el escritor, en realidad simple escribiente, que sus palabras y sus discursos y emociones tienen la sapiencia y gusto necesarios (llámese estructura, semántica, lenguaje) para que algún lector desafortunado quizás las descubra y quiera en un constante des-aliento encontrar algo secreto que se devela.
Prendí mi cigarrillo, arremetí con unos mates, y continúo.
Aclarar que es muy temprano y que mis obligaciones diarias son estas.
1) Levantarme, evacuar líquidos, tomar unos mates, mientras espero que el agua se caliente a la temperatura no más de 72°, acaso eso no es más estúpido que prender un cigarrillo y estar al borde de un enfisema.
2) Higienizarme: Lavarme los dientes, bañarme, si no me lavo el cabello prescindiré de peinarme, tal el estado de las cosas.
3) Vestirme, con la ropa aconsejable para salir, en exactamente media hora, cobrar un magro sueldo que servirá para pagar sólo más gastos que disfrutes.
4) Recordar que pago un alquiler, y que no hice lo suficiente para encajar en este sistema de producción de bienes y servicios y de consumo. Más consumo que felicidad.
5) Comprar lo necesario para subsistir. “ Sub”sistir. Me suena más a algo por debajo de la línea de pobreza o “caridad de vida”.
6) Creer que necesito una vez más, de un hombre lo suficientemente caritativo que pague por concederle al menos su aconsejable cuota de erotismo, amor y ternura junto a una porción considerable de perversidad, que lo haga sentirse más fuerte y a la vez más viril y más patán.
7) Ahondar en este texto de mierda que intenta transmitir la inseguridad que siento por pensar y sentir diferente.
8) Descubrirse frágil, pero obcecadamente fuerte para continuar creyendo que se puede, y que es sólo una situación transitoria, y que todo mejorará.
9) Calcular cómo hace uno para hacerle ole!! A su presupuesto humilde y pagar las sesiones con el psicólogo
10) Encontrar el psicólogo/a correcto, según los que se jactan de la terapia ha salvado sus vidas. Como diría Pizarnik, con gran atino, oh gran Freud, creador del inconsciente, ¿se puede cerrar la herida?. Me pregunto si alguna vez seré consciente de lo que hago.
11) Usar el sentido común, sin saber ya a qué le llaman “sentido” “y en común”
12) Reflexionar una vez más, al releer el texto. Cuáles eran mis prioridades para hoy y ver que esta lista se fue al carajo. ¡reflexionar! ¿reflexionar?
13) No investigar en los bajos fondos, por las dudas, proyectar qué le diré a mis hijos hoy, por si acaso. Para no ser negligente, y ejercer mi rol materno prudentemente, aunque sepa que los consejos que les doy sólo les servirán para un sistema socialista, o quizás la Luna o Marte.
Adiós. Hasta siempre, amor y sentido común. Después volveremos a encontrarnos, supongo.
|