Sí, no sabía en qué rayos pensar. Pero, ya estaba hecho. Ese hombre me quitó lo poco que tenía… Mi vida, en realidad no sentí miedo, ni dolor al ver esa estaca enterrándose en mi corazón después de todo soy un demonio puro, pero en realidad no fue por eso que no temí a mi muerte sino por haber salvado la vida de mi ángel, de mi escarlata. ¡Qué daría por volver a verla tocar para mí sus tocatas de violín!... Una vez más verla, si no fuera por este sentimiento, no contaría la historia.
Hace dos horas estaba en mi palacio, en el Inframundo, reconstruyendo esa valiosa pieza que le quitó la vida a mi Escarlata, recuerdo que la llamaba así por el rojo intenso y fino de sus labios… Estaba en eso hasta que la puerta se abrió, era mi consejero Mundus, sabía que era para hablar de eso, otra vez… Bueno la cosa es que estábamos en guerra los demonios, y los ángeles, por haber traído a mi escarlata, que por cierto era una Ángel y la valiosa joya que robó su vida, en la cual estaba su alma, dentro del rubí que adornaba ese collar. Decidí hablar con Mundus.
-¿Qué quieres?- Le dije con indiferencia.
-¿Ya lo pensaste?- Me pregunto; sabía a lo que se refería, así que seguí arreglando la joya.
-¿Pensar en qué? – Le contesté, no solo con indiferencia, ahora también con frialdad.
- Sobre esa joya, y esa Chica… Sabes que estamos en guerra, no queremos perder a nuestro Rey, no crees que sería mejor que la abandones…
-No pude dejarlo terminar hablar cuando enfadado golpeé la mesa- ¡Jamás abandonaría a Kaila, nunca! ¡No me importa acabar con todos los ángeles, y sé que a ella tampoco le importará ya que ellos la mataron!
-¡Maldición! ¡No puedes hacer eso!- Me contesto más que enfadado.
No quería seguir peleando así que le dije que mañana le daría conocer mi decisión, la que terminaría la guerra. Me miró y pude ver que no me creía nada, pude ver en su rostro decepción, lo que hizo que mi corazón se destrozara más de lo que ya estaba, y de un portazo cerró la puerta.
Mientras tanto seguí armando la joya que tenía el alma de mi ángel, decidido a reconstruirla completamente y acabar con esta maldita guerra que solo se alargó por mi tardanza en arreglar el collar.
Pensaba en cuando la conocí, no le importaba el hecho de que yo fuera un demonio, me sonreía, mientras me tocaba un solo de violín, luego de eso me enamoró completamente y ella también confesó sus sentimientos hacía mí.
No podía creerlo, la joya estaba construida, la tomé delicadamente y la llevé a mi cuarto, donde estaba mi escarlata.
Allí estaba, en esa gran y oscura habitación, ella brillaba y entregaba luz a esa oscuridad, mi oscuridad, me acerqué puse el collar en su cuello y la bese, sentí un cálido y ansioso abrazo y cuando me dispuse a verla me sonrió, y me dijo que me había extrañado demasiado, no se separó de mis brazos.
-Te devolví tu alma, pronto volverás a tocar para mí el violín- Le dije antes de que se durmiera en mis brazos.
Al día siguiente tocó una música realmente alegre, su semblante se veía como ella misma, un ángel, Mundus no podía creer verla viva, pero se alegró por mí. Era de noche y el ver a mi amada tan alegre hizo que quisiera hacer las paces con los Ángeles. No tenía ni idea que esa noche mi vida llegaría a su fin. Cuando descubrí que los ángeles también querían hacer las paces, todo se ordenó entre demonios y ángeles, estaba más que aliviado, y solo pensaba en mi nueva vida con Kaila. Cuando volvía a casa apareció ese hombre, no sé cuál era su propósito, ni porque lo hizo, sin razón aparente acabó con mi vida. No entendía nada, pero solo sentí el corte en mi corazón, y apenas vi la sangre que brotaba de mí, después de eso sin tener un sentimiento concreto, me dispuse a morir.
''Lo siento mi ángel, era mi vida por la tuya’’…. |