Solía creer de pequeño, que el dolor no podía alcanzarme
Que el llanto que veía en los ojos de los adultos, jamás me empaparía
Y que la tristeza me miraría siempre de lejos con el temor de acercarse
Pues mi alegría la fulminaría, como un rayo gigantesco.
Las estrellas las podía alcanzar con mis manos
Y en mi imaginación cabía el universo entero
Mi casa era el mundo y mis cortinas tenían los colores
Que el cielo y el mar querían darles.
Sembraba amistad sincera en cada corazón genuino
Cosechaba lealtad, cariño y manos prestas a ayudarme
Podaba la hierba mala, con la hoz de mi paciencia
Con el tiempo se daban cuenta que podían ser rosas blancas
Pasaron muchos veranos en alguno de ellos quedo aquel niño
Que solía creer en un mundo sin maldad y sin dolor
Lo miro jugando a veces, y me trato de esconder
No quiero que vea al hombre en que se convertirá después.
Texto agregado el 06-02-2013, y leído por 183
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
06-02-2013
Emotiva obra poética, mi aplauso y ovación y
gracias por compartirla, un placer visitarte.
nacira
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login