-Mi estimado señor, debo comunicarle que usted ha incurrido en una infracción. Permítame estrecharle su mano. -Mucho gusto, le agradezco la gentileza de hacérmelo saber. -No faltaba más. -Esta situación hace que uno tenga renovados deseos de incurrir en el mismo error. -Usted me honra con sus palabras. -¿Le puedo solicitar algo? -Pida, con toda confianza. -¿Le gustaría ser copiloto de mi próxima infracción? -¡Con el mayor de los gustos! -Es un verdadero placer viajar en el automóvil de alguien que comete tantas faltas. -No es para tanto. Mi tío Germán me supera con creces. -Me gustaría conocerlo. -Cuando usted guste. -¿Qué le pareció el paseo? -¡Una maravilla! -¡Que gentil es usted! -No me di ni cuenta como ha pasado la hora ¡Ya es medianoche! -¿Lo dejo en su casa? -¡No! Iremos a otra parte. -¿Adonde? -A la comisaría, señor. Ya estamos en el día en que se comienzan a hacer efectivos los partes. -¡No puedo conducir esposado! -Yo conduciré. -¡Que gentil es usted! -¡Déjese de estupideces!
Texto agregado el 05-02-2013, y leído por 358 visitantes. (21 votos)