Marea alta parte 9
La noche brumosa hizo de esa noche algo especial que jamás se me olvidará. Cerramos los ojos y podía sentir su profunda respiración, mi boca sentía su fina barba. Sus grandes manos bajaban poco a poco, sus largos dedos llegaron a mi cadera. Que es bastante grande. Nos acostamos en la cama, ni la colcha quitamos, que de diseño tenía una palmera en la playa y de fondo el sol. Sus bellas manos seguían tocando mi espalda.
Abrí los ojos y vi sus mejillas aceitunadas, que se asomaba una barba lo que le añadía aún más masculinidad a su delicada piel. Me pregunto ¿cómo es que algunos hombres logran mantener ese estado de barba incipiente? debe de entretenerse calculando el contorno. Abrió los ojos para poder levantarse y quitarme la ropa que llevaba encima es noche. Por primera en vez en años le mostraba mis senos a alguien. Los vio y con su mano derecha toco uno de mis pezones que se erizaba con el deslice de su mano. Después de ese bello momento, se quitó los pantalones en color crema y pasó su mano por su cabello haciéndolo para atrás y provocando un alborote en su melena. Para después pasar a mostrarme aquello que a mí en lo personal es único en ellos. Si, hablo de eso si ya sabes cómo se llama. Que por cierto ya estaba listo, no me costaría mucho trabajo ponerlo en forma para ese momento. Muy educadamente dejó su ropa interior de color blanco como la leche en un sillón que se encuentra situado a un lado de mi cama. Y me dispuse a abrir mis piernas. Antes de adentrarse en lo suyo, bajo la cabeza y pasó lengua por todos lados rodeó mis torneadas piernas y ahora sí. Ingreso a su enorme… lo tomó con sus manos y lo metió.
Se acercó a mí y pude sentir su cuerpo encima del mío. Yo lograba tocar su espalda y brazos. Hasta que de pronto sentí el choque eléctrico, tenía muchos años de no sentir eso. Es más, no te lo puedo explicar, es como el amor, el amor no se explica, no se puede explicar, cada persona lo vive a su modo, así que no te puedo explicar esa descarga de emociones conjuntas, podía sentir que él también lo estaba sintiendo debido a que la intensidad de movimientos aumentó. Hasta que los dos llagamos al máximo éxtasis de la noche calurosa, sudorosos en mi cama. Y es que cuando combinas sexo con amor es todavía mayor la emoción.
Con mis manos toque su rostro que se sentía húmedo. Suspiró como nunca, nuestros cuerpos siguieron juntos por un momento y su miembro seguía adentro, hasta que de nuevo pasó. Por primera vez en mi vida dos veces seguidas sentía aquello que muchos llaman orgasmo, pero gritaba como nunca, pensé que mis vecinos nos escucharían. Pero no me importaba así que las dos veces siguientes me decidí a gritar como nunca. En verdad si alguien se mostraba afuera de mi puerta pensaría que se trataría de una estrella porno profesional. También él lograba gritar a su modo. Mis piernas estaban ya bastante dormidas y el sudaba de su vientre. En ningún momento me detuve a ver sus cicatrícese ni él se detuvo a ver mi sobre peso. Mi cabellera rubia lucia esparcida por la almohada en color rojizo. Sin pena bajó hacia mis enormes senos y mordió uno de mis pezones. Poco a poco fue sacando su miembro. Me puse de lado y su torso chocaba con mi espalda, pasó su enorme brazo por debajo del mío y me abrazó. Me dio un tierno beso en la mejilla y nos entregamos a los brazos de Morfeo.
Eran las 7 de la mañana y se lograba escuchar las gaviotas pasar por mi casa. Y algunos chicos que visitaban la playa. El sol entraba por la ventana, traspasaba las cortinas blancas para así llegar hasta donde nos encontrábamos en la cama abrazados. Si me inclinaba podía sentir sus partes nobles en su lugar. Después de la noche que tuvimos creo que él sabe comportarse con educación.
Se despertó y con un bostezo bajó la cara para vernos por primera vez después de la noche de ayer. En realidad no lograba ver todo su rostro por completo por que el rayo del sol de la mañana no me dejaba, y estaba adormilada. Me hice hacia atrás, me talle los ojos y pude ver su hermoso rostro enfrente del mío. Era algo inexplicable. Nos quedamos en cama un rato más sin decir nada. El solo con su mano recorría mi espalda y brazos. Yo con mi mano tocaba su pecho lastimado por las quemaduras que había sufrido.
No me lograba explicar como un tipo como el, tan guapo valorara a alguien como yo. Nunca antes me había sentido tan a gusto con un hombre y me agradaba sentirme así.
Dieron las 8 de la mañana y nos levantamos. Sin tomar nada para levantarme me asomé a la ventana y el sol rodeo mi redondo cuerpo. Antes de entrar al baño Víctor con su voz masculina, no creo que haya sido el momento pero le escuche una voz muy masculina. Me dijo que nos fuéramos a dar un baño al mar. Me quedé quieta. De mi ropero saqué un traje de baño de dos piezas y me lo puse enfrente de él. Y Víctor de se puso su pantalón color crema que se podía arremangar de la piernas sin camisa y yo con mi traje de baño en color verde limón salimos tomados de la mano y nos adentramos en el mar. Las olas podían envolver nuestros cuerpos de nuevo sonreíamos juntos. La felicidad que en ese momento nos embargaba no se comparaba con nada, todo era perfecto. Nunca perdí el suelo. No soy negativa, soy realista y me doy cuenta de que lo que estoy viviendo tal vez sea pasajero o para toda la vida. Pero dependía de mí, solo de mí que eso fura para siempre. Nos aventábamos agua como dos chiquillos en la playa. Jugamos, nos divertimos, éramos felices. Como cualquier bañista nos postramos en la arena brillosa a que el sol nos cubriera de sus incandescentes rayos. Me desconté en la arena y de lado me cubría del sol y podía ver su rostro feliz. Más de 1000 veces repetimos palabras de amor.
¿Pero que partiría de ese momento en adelante? ¿Éramos novios? Creo que para nuestra edad decir novios es un tanto “cursi”. No sabía que era lo que iba a pasar.
Continuara…
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