Lunes 14 de marzo de 2011
Mi sueño escribe a través de un haz brillante de bruma oscura. Enceguece la víspera. La luz despide, bermeja, un mensaje cifrado que labra un paisaje lluvioso, y encandelilla las ruinas costeras de la mirada nostálgica. Luego el ramaje, y las olas de ébano, la noche amenazante, inquisidora, te abraza hipócrita, y amenaza con destronar al sol de su estancia, de su transitivo paraje. La pluma tejiendo infinitos con los colores del aura. Y las voces del tiempo, susurran soplos al unísono, el oído amarra vacíos, por miedo a que lo injurien. Vibraciones de víspera, de naturaleza transitoria, regresan a su anterior regreso, adquieren forma humana. Y el horizonte lívido fecunda al zancudo del fango. Solo la mano que escribe, testimonia lo increado por las letras, una vez es develado; es el solsticio de la naturaleza que danza en el teatro de la muerte.
Mas tarde...
Vierte en el calor del destino tu desilusión vociferante
¡Y acarreadla! Destiladla como el conejo al musgo
Puesto que al final del gris recuerdo hay un abismo portátil
Una condena de lo fatal que no termina de germinarse
Ah, donde ubicarse, donde posar el vacío
Y las cabezas piensan, con razones delirantes, y el cuerpo aúlla
En el regreso a casa, y el gemido se pierde en las hordas
En el desdén de la batalla, fantasmas del oro, del no caos
Agonía fantástica, abrazadme en el corazón del olvido
Para ingerir bálsamo de tinta, y morir en pos de la víspera
No se buscar el vivir, reciclador del residuo
Se viste del color asfixiante del pensamiento
Donde ubicarse
Hablo de cementerios urbanos y lápidas andantes
Las cigüeñas como caminases del diablo
La tempestad anuncia nuevas tempestades
Cada nacimiento es una vergüenza
Y el dolor es un presagio
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