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EXPERIENCIAS CON MAMÁ
Mi madre tiene tres celulares de diferentes operadores. ¡Será que me puede hacer el favor de ponerlos a cargar o se le caen las manos! me dice con una mirada lánguida. Yo no sé para qué los recarga todos si solo recibe llamadas en uno pero igual le hago el favor solo para no contrariarla. A ella le encanta ir de compras al supermercado sobre todo cuando hay promociones. Esas promociones que anuncian: (todo lo que compre en carne se lo devolvemos en productos de aseo personal). Desde el día anterior se prepara física y emocional. Se despierta temprano. Se pega un buen baño. Se enfunda su mejor pinta y empieza con sus bien sabidos afanes ¡Usted si es lento!, ¡Apúrele!, ¡Mejor dicho!, ¡Ya me voy!, ¡Si quiere quedarse como un zángano ahí echado sin hacer nada!, ¡Allá usted! A las ocho en punto está haciendo la fila enfrente del almacén. Yo llego unos minutos después porque a diferencia suya me toca ir a pie mientras mi madre va cómodamente sentada en el colectivo hablando despreocupada con algún pasajero, ¡Está como bonito el día! ¡No vecino! al llegar me cuesta un trabajo ubicarla no solo por su baja estatura sino porque hace amistades con gran facilidad y se le olvida que tiene cita conmigo. Me pide que tome el carro de hacer mercado mas grade y corremos con la multitud que se atropella en el afán de coger el primer puesto. ¡Oiga señora respete la fila! ¡Madrugue! Dice mientras hurga en su cartera y cuenta unos billetes. Al llegar nuestro turno pregunta por los precios del lomo, las chatas, la costilla, la sobre barriga, el churrasco, centro de cadera, milanesa y por fin se decide por media libra de carne para hornear. Como es habitual en ella a última momento le demanda al tendero que por favor se la cambie por una libra de hueso carnudo. El chico hace un gesto de enfado y sin más le despacha su nuevo pedido. —¡Madre se supone que si uno viene para aprovechar una promoción compra una buena cantidad de carne para que realmente valga la pena la madrugada y la interminable fila! ¿No crees? Le digo mientras dejo la libra de hueso comprada por mamá en el carro del mercado. “deje de protestar y ándele a ver que vamos por el bono para cambiarlo por un jabón”. Al salir del supermercado hurga en su cartera me mira con su cara languidecida y dice: ¡Ahora si que estamos jodidos! ¡Nos quedamos sin un peso! Luego busca donde sentarse y ahoga el llanto entre sus piernas.
Por PILOSFALSTAFF
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Texto agregado el 04-02-2013, y leído por 129
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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21-02-2013 |
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hermosa pintuta en donde retratas a tu madre yo diria a todas las madres de este bendito planeta, derrochas frescura en cada detalle dejandonos toda la efervecencia de tu maravillosa madre después de leerte creo que hasta quiero una madre como la tuya (llena de vida, hermano cuidala ya casi no quedan rolandofa |
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14-02-2013 |
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Las compras con mamá en el super suelen ser tediosas, tú cuento para nada lo es. Me gustó! jarabe |
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04-02-2013 |
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Muy entretenido, me gustó. susana-del-rosal |
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