Rebuscando encontré este viejito pero vigente todavía….
REMOTAS SUPERSTICIONES
Aún recuerdan algunos lugareños de aquel pueblito del noroeste argentino, enclavado en un repliegue de la cordillera lo sucedido allí mismo. Gente autóctona, tranquila, humilde.Muy apegada a sus añejas tradiciones, admitamos pero supersticiosa, muy supersticiosa también.
Todo habría comenzado poco después de que un viajante de Buenos Aires llegara al caserío y se instalara allí por unos días con su Combi vendiendo prendas de segunda mano desechadas en la gran ciudad, como “Ropa usada pero moderna” seducía el cartel…
Cuenta esta misma gente que quienes las compraron y la usaron sobre su piel, cambiaron de un día para otro su personalidad. Especialmente el comportamiento hacia con los demás. Que se los podía distinguir en la calle desde lejos, por su caminar muy apurado y sus miradas tan esquivas como enajenadas cuando se les pasaba a un lado. A otros mostrándose como hijos del diablo, luciendo sacrílegos remeras con inscripciones en un idioma indecible y rostros satánicos sacando una larga lengua a la gente, junto a otros jóvenes de familias “bien” que se habrían convertidos en verdaderos pordioseros calzando pantalones desteñidos, rotos o deshilachados de tanto uso ajeno.
También habrían presenciado en la cantina a dos viejos amigos iniciando una disputa por tonterías, tomándose de las solapas hasta que fueron separados por los parroquianos. Mientras que descontrolados, dos chicos en la calle rompían los escasos focos que todavía duraban en el pueblo. Tampoco se había salvado la esposa del gerente del único banco, la que invariablemente vestía con fina elegancia, ahora se la distinguía paseando por la plaza con unos pantalones tan ajustados como cualquier mujer de la vida que siempre andan buscando algo por ahí. Fueron ellos mismos los que aseguraban por lo bajo que esa ropa estaba maldita o endemoniada. Que alteraba a la gente sin que tuviera conciencia de eso. Estas observaciones no tardaron en llegar a oídos del cura párroco y del comisario en persona. Y ambos concordaron una reunión en privado para tratar este espinoso tema. Y tanto como para despejar algunas dudas sobre estas habladurías intercambiaron datos que ya tenían cada uno. En el registro del comisario, de los últimos días constaba que:
“Dos accidentes de tránsito.” (entre los cinco, únicos autos del pueblo)
“Un crimen pasional” “Un robo a mano armada”“Un pleito.” (Entre dos vecinos de intachables conductas)
El Padre aportó las suyas aduciendo que en su confesionario, tal vez más que lo razonable, hombres y mujeres reconocieron infidelidades en sus matrimonios, también algunos casos de notorio egoísmo por retacear ayuda al prójimo. Y la justificación de quienes habían dejado de concurrir a misa por falta de tiempo disponible, y nada más.
Nada significativo que fuera motivo de inquietud. Los dos atribuyeron que lo ocurrido, aunque bastante curioso, era obra de la casualidad. De todas maneras sabían que esa gente merecía una respuesta adecuada a sus ancestrales creencias, sin vulnerar de ningún modo la fe católica impuesta desde dos siglos atrás y veremos.
El Padre, por su misión religiosa no podía, ni debía aceptar, involucrarse en casos típicos de brujería, no obstante concibió una idea que podría dejar conformes a todos. El comisario sería la persona indicada para ponerla en práctica: Discretamente debía reunir a ese grupo de temerosos, y transmitirles que para terminar con ese “maleficio”esas ropas iban a ser incineradas en acto público. Y que ellos mismos serían los encargados de convencer a sus usuarios de lo beneficioso que sería deshacerse de ellas bajo la excusa de que venían infestadas de extrañas enfermedades de la ciudad. Y para completar ese “exorcismo” su quema se haría precisamente en la tradicional fogata en la conmemoración de San Pedro y San Pablo cuya fecha estaba aproximandose.
El día llegó, y esa noche todo saldría como estaba planeado. El pueblo se reunió en la plaza frente a la parroquia sin saber que esta vez en el evento habría algo distinto; la ropa a quemar era mucha, y en ese lugar habría varios muñecos representativos a inmolar. Todos cubiertos con toda aquella vestimenta recuperada. Digamos de hombres de saco y corbata, atuendos juveniles, remeras de los Rolling Stones” de " The kiss"como ejemplo, y para completar también las ajustadas y llamativas prendas femeninas… Ya sobre una pira de ramas secas y cartones encendidos, el fuego los sacrificaba vorazmente.... No obstante, entre los acalorados comentarios de los mayores, y la algarabía de los chicos que jugaban con las chispas, ese pequeño grupo permaneció inmóvil y callado, mientras que el Padre y el comisario observaban desde lo alto de la parroquia. Cuando poco a poco las llamas se fueron extinguiendo, y la gente también se retiraba dejando aquel lugar casi vacío, el Padre y Comisario se dieron las manos como satisfechos. Y bajaron a celebrar con un vaso de vino la exitosa tarea cumplida. En la plaza, todavía ese grupo escogido permanecía silencioso en el terreno. Para ellos la ceremonia aún no había terminado, faltaba la ofrenda a la madre tierra, a la Pacha-Mama. Fue así que tomaron parte de las cenizas aún humeantes, las enterraron en ese mismo sitio y se retiraron solemnemente con el rito finalmente bien cumplido.
Desde aquel día el pueblo volvió a la“normalidad,” nadie denunció ningún extraño hecho. Sólo el Padre había notado algo llamativo, y seguramente aquellas silenciosas personas sabían que en un lugar de la plaza, justo frente a la parroquia, precisamente donde una fogata hubo, nunca más volvería a crecer una flor.
NOTA
Si alguien conserva un periódico de Buenos Aires de aquella fecha, 29 de Junio de 1989, podrá leer algo así:
“En el día de la fecha en el selecto barrio norte cinco personas fallecieron inexplicablemente en forma súbita y simultánea en un nosocomio de la zona. Habrían sido internados de urgencia con fuertes síntomas de sofocación y altísima temperatura corporal. Se desconoce la causa y aún se trata de establecer. Se sospecha de una enfermedad posiblemente foránea. Se trata de dos abogados, dos chicos de la calle y una prostituta de la zona roja del lugar…
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