Hay días que uno amanece con una ganas locas de morir,
no por la pena, el dolor, el desahucio.
Sino por la explosiva sensación de alegría,
por haber descubierto el universo en palabras
por el pletórico sentimiento de eternidad.
Hay días que uno amanece con una ganas locas de morir…
y lo haría tan lleno de felicidad/
que ni siquiera
se atreverían a llorarme.
Texto agregado el 03-02-2013, y leído por 90
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