Traté de seguir tus huellas en el aire, pero no pude extender mis esfuerzos vanos por alcanzar la esquiva Luna. Ya mi mirada lejana y perdida no vislumbra tus ojos de cristal bruñido y el brillo de tus cabellos me deja pasmado cual laberinto de cascadas de seda. Tus labios de anhelos permanecen como dos puertas derribadas ante mis pies, esperando ser abiertas de par en par por mis manos lejanas.
Texto agregado el 03-02-2013, y leído por 231 visitantes. (6 votos)