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El deseo

Juan es un niño normal, con todas las inquietudes y ganas de jugar que puede tener una persona de su edad. Él se levanta todos los días a las 7:00 AM para asistir a la escuela, que está a diez kilómetros de su casa. Él sale con su bicicleta muy temprano y toma el camino de la playa para ver el sol reposarse con suavidad sobre las olas, y como le sobra tiempo, le gusta quedarse unos minutos mirando las aves y admirar su majestuoso vuelo acompañado de un viejo marino que le cuenta historias acerca de sus aventuras en alta mar.
A diferencia de los demás chicos, Juan no logra adaptarse con sus compañeros, pues, es el niño nuevo de la clase y le cuesta mucho relacionarse. Él suele sentarse al fondo del salón del lado de la ventana, donde pasa largos ratos mirando al cielo. Sus maestros siempre les están llamando la atención porque suele distraerse con facilidad.
Una tarde, Juan llegó a su casa con una citación a sus padres; esto los preocupó bastante, porque el pequeño tiene muy buenas calificaciones, pero no logra integrarse con sus compañeros y la mayoría del tiempo esta mirando las nubes.
En la reunión estaban su maestro de matemáticas, y la directora del establecimiento. Éstos, preguntaron a los padres del niño por qué se distraía con facilidad, por qué no se integraba con los demás chicos, y por qué miraba más el cielo que sus cuadernos de clases. Los padres no entendían nada de lo que estaba pasando; entonces empezaron a formular hipótesis, pensaron que lo mejor sería llevar al niño con un profesional para descubrir los problemas emocionales de su hijo.
Juan es un niño muy callado que no sabe expresar sus emociones, es poco sociable, le gusta mucho leer y escribir cuentos. Él prefiere estar a la sombra de un árbol leyendo un buen libro que estar por ahí corriendo, gritando y jugando a la pelota como lo hacen los chicos de su edad.
Los padres de Juan, lo llevaron con un psicólogo, cuando el doctor le miró fijamente a los ojos pidió a sus padres que lo dejen solo con el niño y comenzaron la charla. Al cabo de dos horas niño salió del consultorio dando un portazo, mostrándose muy enojado y disconforme con aquella charla . Ellos preguntaron al doctor por qué se había irritado tanto, a lo que éste explico que se enojó cuando le dijo que no era normal que un niño de su edad no tenga amigos, eso lo puso de muy mal humor, entonces decidieron concertar otra cita cuando el niño esté mas calmado.
Al día siguiente, volvieron al consultorio. El doctor le propone desarrollar la sesión de manera diferente para que se sienta más relajado. Lo único que tenía que hacer era ver unas manchas y decir que representaban para él, el niño asintió con la cabeza mostrando interés. El doctor se sintió sorprendido al ver que el pequeño interpreta en esas manchas distintas clases de aves, esto no le parece nada anormal, pero no puede determinar el por qué de su comportamiento.
El verano se acercó pronto. Juan se levanta muy temprano para ir a la playa, para ver desde ahí el sol asomándose en el alba y mirar cientos de aves que se acercan a la costa en busca de alimento. De pronto, Juan se vio rodeado de gaviotas que comían de su mano unas migajas de pan. Ahí pasó gran parte del día, y en el camino a su casa logró ver en el cielo una estrella fugaz, la miró y pidió un deseo.
Al día siguiente, siente un dolor muy fuerte en su espalda, como si dos agujas lo pincharan desde el interior de su cuerpo. Preocupado, fue a ver a su madre, ésta miró que en su espalda tenía dos protuberancias a los costados de su columna. Rápidamente acudieron al hospital donde lo examinaron sin poder determinar un diagnóstico con precisión.
Unas horas después, de las protuberancias empezaron a salir plumas, que luego se convirtieron en alas.
Todos están asombrados por aquel fenómeno. Algunos piensan que el niño era una especie de ángel, pero algunos, que no creen en el suceso, piensan que todo era un engaño y tratan de cortarle sus pequeñas alas. El niño, asustado, salió corriendo rumbo al faro de la playa. Su madre le preguntó que era lo que estaba pasando. Él le contó que había visto una estrella fugaz y le pidió un deseo, pero que no podía decirle porque no se cumpliría.
Toda una multitud subió las angostas escaleras. El niño está en un gran peligro, si toda esa gente logra capturarlo podrían hacerle daño. Está acorralado, tiene que tomar una difícil decisión entre dejar que lo capturen y lo lastimen o arrojarse al vacío, por una cuestión de principios optó por la segunda opción. Juan Salvador saltó desde lo más alto del faro pero no cayó, su ropa cayó en el océano, su cuerpo se llenó de plumas y sus alas se extendieron y voló pero con el cuerpo de un ave. En ese momento su madre descubrió cual había sido el deseo de su hijo.
11 de Abril del 2001





Texto agregado el 09-08-2004, y leído por 105 visitantes. (0 votos)


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