Los deseos en nuestra vida

La actitud que el ser humano tenga frente a los deseos es decisiva para determinar el grado de felicidad que alcanza. Dijéramos que en la postura que el ser humano tenga frente a los deseos se determina a que escuela pertenece. En una sociedad materialista se lucha por satisfacer deseos y ella se encarga de crear y crear más y más deseos. La sociedad de consumo le llaman. Pero uno observa que hay seres humanos que son más felices que otros e incomparablemente más felices aunque sus posibilidades materiales sean mínimas y ello plantea la pregunta si es posible o no el ser feliz sin necesidad de esclavizarse persiguiendo conseguir todo lo que se nos ocurre. En lo personas he tenido amistad con seres humanos inmensamente ricos y ellos me han confesado que no son felices y entonces ello parece confirmar las tesis de Buda en el sentido que el origen del sufrimiento es el deseo y la ignorancia. Aparece la segunda escuela y es que hay que suprimir el deseo como la forma de acabar con el sufrimiento. Cuando se suprime el deseo no se alcanza la felicidad sino que ya se está en ella. Buda sostenía que la satisfacción de un deseo siempre conduce a otro deseo. Haciendo una comparación entre un niño de una favela que consigue por primera vez una bicicleta vieja y se pierde de la casa a montar en ella todo el día y finalmente aparece por la noche y ni ha sentido sed ni hambre en medio de la felicidad que lo embarga y Aristóteles Onassis el millonario petrolero quien un día boto un superyate llamado Cristina y el cual le costó una fortuna. Yo pensaría que fue más feliz el niño y ello me lleva a apostar que se puede conseguir más felicidad a menor costo.