La obsesión inclusiva (microensayo)
Descubrimos cosas que están metidas dentro de otras cosas. Como si la manía de clasificar y de incluir formara parte de nuestras obsesiones, nuestro cerebro funciona como una máquina de fabricar taxonomías, cajones para meter objetos simbólicos y palabras. Una lógica implacable nos lleva a contemplar la diversidad irreductible del mundo como un animal a domesticar. Somos grandes domadores de realidades, clasificadores impenitentes de fenómenos, probos encasilladores, infatigables creadores de etiquetas. Amamos la infinitud de las clasificaciones… Una forma particular de esta obsesión es la meter lo mismo dentro de lo mismo. Seguramente amamos también ese perpetuo proceso de repetición, de clonación conceptual. El triunfo de la estética de la replicación interminable que recorre los entresijos de nuestra vida de seres fractales. Veamos:
Una muñeca dentro de una muñeca: las muñecas rusas.
Cine dentro del cine: La noche americana, de François Truffaut.
Teatro dentro del teatro: Amores sicilianos, de Pirandello.
Una novela dentro de otra novela: La noche del oráculo, de Paul Auster.
Un cuento dentro de otro cuento: Las mil y una noche.
Un poema dentro de otro poema: Bucólicas, de Virgilio (lo he buscado en internet).
Un libro dentro de otro libro: la hipertextualidad, prima hermana del plagio.
Una mirada dentro de una mirada: Las Meninas, de Velásquez.
Un cuadro dentro de un cuadro: Retrato de Jacqueline, de Picasso, que no es más que un guiño a Las Meninas.
Una lengua dentro de una lengua: una variante lingüística dialectal.
Un árbol dentro de un árbol: una semilla de árbol.
Una caja dentro de otra caja: las cajas chinas, la arquitectura de espacios multiusos.
Una puerta dentro de otra puerta: una gatera.
Un amor dentro de un amor: dos amores.
Un sueño dentro de un sueño: Borges.
Un espejo dentro de un espejo: los espejos cóncavos del Callejón del Gato, de Luces de Bohemia, de Valle Inclán.
Un laberinto dentro de un laberinto: Kafka.
Una personalidad dentro de una personalidad: doble personalidad.
Un espía dentro de un espía: un espía doble.
Tres en uno: un aceite lubricante. (Ahora no sé si la Santísima Trinidad entra dentro de ‘tres en uno’ porque era un lío, de lo más sutil, entre personas y naturalezas).
Una persona dentro de una persona: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson.
Un hombre dentro de una mujer: una señora embarazada que espera un varón.
Una mujer dentro de un hombre: Eva.
Un alma dentro de un alma: la confederación de repúblicas de las almas.
Una organización dentro de una organización: una organización anidada: una universidad.
Una nación que contiene un montón de naciones: ¿España, madre y madrastra?
Un estado dentro del estado: los jesuitas (por eso los expulsaban cada dos por tres).
Un golpe de estado dentro de un golpe de estado: lo que hacen los militares para quitar a otros militares que están en el poder: el 23 F hubo varios golpes dentro del golpe.
Un mundo dentro de un mundo: otro mundo es posible, aunque improbable, visto lo visto. Pero cuán admirable sería un mundo en el que cupieran todos los mundos.
Juan Yanes |