Insomne


Se acostó, se puso a leer un libro, apagó la luz y comenzó a soñar. Soñó que se acostaba, que se ponía a leer un libro, que apagaba la luz y que comenzaba a soñar. Sorprendido de que soñara precisamente eso de leer, apagar la luz y comenzar a soñar, se levantó. Probó otra vez. Se acostó, se puso a leer un libro, sintió sueño, apagó la luz y comenzó a soñar. Soñaba lo mismo: se acostaba, se ponía a leer un libro, apagaba la luz y comenzaba a soñar. Esta situación le intrigaba mucho y, a la vez, le exasperaba. Llevaba años sin acostarse, leer un libro, apagar la luz y ponerse a soñar, porque era insomne. Hasta que se dio cuenta de que soñaba dormido que estaba despierto. Y ahí es donde aparecía ese lamentable maleficio de “el soñador soñado” y de “el sueño dentro del sueño” que convierte a la microficción en un género onírico con problemas de sueño…



Hay infinidad de cosas que funcionan dentro de otras cosas. Lee el siguiente ensayo


Juan Yanes