Celebro este día que riega los cantos del río que rompe el candado del sueño
Celebro este ciclo que abisma el pasado con olas rugientes de amor en el cielo
Celebro la ruina y sus logros hundidos en las cerraduras del viento
Celebro el comienzo de lo que nunca se dice por miedo a la muerte
Celebro los caminos que bifurcan sus metas en un explosivo sublime
Celebro el espasmo elocuente en la boca cerrada con puntos cicatrices y manchas
Celebro este intento de decir sin decirlo, de amar el camino de ser sin sentido
Celebro la mañana que no vuelve a clarear su sonrisa celebro el portazo que zampa la niña en el cielo y derrama la sangre de osas, centauros y duendes, celebro escribirte pedazo de (¿hummm?) inte(a)rrogante silencio, porque aunque no me escuches puedo escucharte y decirte y contarte lo que primero navegue o naufrague mi sangre.
Celebro contigo, pasado y futuro que el presente es tambien un amigo.
Celebro la ruina el dolor, el hambre, la miseria de tantos muertos vivos, porque son abono de la abundante dicha que merecen.
Celebro el gesto, la mueca, el guiño y los gemidos del misterio; ese agudo silbido que mima el orgasmo expansivo en colores diversos.
Celebro el naufragio de estilo en el escritor pordiosero.
Celebro la droga el alcohol, el cigarrillo y todos aquellos juguetes furtivos que disfrutan los simios graduados del circo y se inician para seres humanos en la facultad de la conciencia.
Celebro el bloqueo del artista castrado por su madre-cerebro científico y que sin embargo persevera sin esperar ni un aplauso.
Celebro tanto celebro el simple candor de estar vivo pateando la rabia y consintiendo la dicha y el viceversa y celebro los viceversas de todos los viceversas.
Alabo contradicciones, frases y textos mal escritos, alabo faltas de ortografía, trabajos mediocres, manchones, garabatos, rayones y dichos mal dichos.
Celebro metidas de pata, errores del alma, fracasos definitivos. Celebro tanto celebro que no me canso de celebrar el escándalo y los tatuajes, enfermedades venéreas, infartos, cáncer, riñones podridos, pulmones guiñapos, laringes perdidas, jorobas autistas, higados consumidos, y las anomalías más anormales de todas las anomalías, las celebro todas y cada una sin excepciones ni preferencias y no las recrimino ni las juzgo ni condeno, las pongo en el nivel de maestro porque son el abono divino, sustancia esencial con el que se ha de producir la cura de este mundo insatisfecho que no deja de enfermar y enfermar a falta de una buena dosis de fiesta que nos embriague de amor y conciencia. |