Con bastante malicia la llamaban en el barrio, la “viste” bien.
Era una buena mujer de unos 60 años, viuda y sobrada de tiempo que empleaba en permanecer asomada al balcón de su casa, ubicada estratégicamente en el centro de la calle, lo cual le daba completa visibilidad sobre toda ella, de un solo vistazo, controlaba todas las evoluciones del vecindario, era un faro permanente e integrado a la perfección en el paisaje.
Completaba la vigilancia con intensivos interrogatorios, a los incautos que pillaba desprevenidos bajo el balcón, colocándoles sin anestesia, un monologo pegajoso, del que era imposible escapar sin parecer descortés, cuando no estaba interrogando, sus temas de conversación obviamente eran los últimos cotilleos y siempre, siempre, como colofón el mismo tema… su maravillosa familia, los hijos, que vivían fuera de la ciudad, por motivos de trabajo, ocupando importantísimos cargos en grandes empresas, con los que a pesar de la distancia, mantenía contacto telefónico diario, (dando todos los pormenores de la última conversación ) sus hermanos, a los que adoraba, tenían sus achaques, de los que informaba ampliamente al interlocutor de turno.
Para eludir estos encuentros inevitables, la estrategia consistía en pasar corriendo ante la fachada de su casa, haciéndole ver, la imposibilidad de detenerse a charlar, la mayoría de las veces los vecinos las saludaban con la mano, después de la carrera era imposible articular palabra.
Un día el balcón apareció vacío, los vecinos preocupados por lo inusual de la situación se pusieron en contacto unos con otros y decidieron ir a la casa a interesarse, tal vez estuviese enferma… La puerta estaba abierta, tirado en medio del pasillo el cuerpo sin vida de la pobre mujer.
Se intentó localizar a la familia, el resultado de las pesquisas fue demoledor, sus hijos habían muerto hacía años en un accidente y no tenía hermanos.
Al tanatorio no faltó ninguno de los vecinos, se miraban unos otros con cara de culpabilidad, ella se había inventado una vida… Pero finalmente en su última despedida estaba toda su familia la única que tenía.
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