EL HOMBRE QUE TENIA UN TORNILLO EN EL OMBLIGO
Muchos como vos lo creen un cuento gracioso, pero sabés que nó; tiene ese final gracioso pero es un hecho real. Parece cuento, pero yo nací en el lugar en que sucedió y conocí al protagonista. Te digo más, fui hermano putativo de Clark Tapiocca, que así se llamaba. Mirá si lo conozco. Nos criamos juntos. Fue en el año cincuenta. Yo tenia seis años. Qué lo parió, como pasa el tiempo, si me parece que lo estoy viendo!... En mi pueblo pasó, en Blaquier. En un pueblo de mierda que no figura ni en el mapa. Y nadie se enterò. Que si se enteraban se pudría todo. Te imaginás los periodistas, la radio, la televisión?... No claro, televisión todavía no había. Pero hubieran venido periodistas de todo el mundo y el secreto no se hubiera podido guardar y si el secreto se rompía, la historia seria otra. Pero me estoy yendo al carajo .- “Volvé Chueco”. Me decía mi vieja. Porque yo comienzo a contar algo, me deliro y me olvido de lo que estaba diciendo. Te decía que sucedió en Blaquier, en mi pueblo. Que queda a unos cuatrocientos veinte kilómetros de Buenos Aires, al oeste. Para ubicarte, a unos doscientos pasando Junín. Viste la provincia de Santa Fe que parece una bota?...Bueno, debajo de la suela de la punta de la bota, pero en la provincia de Buenos Aires. A unas ocho leguas a la izquierda de la ruta siete. Porque viste que la siete, que va para Mendoza, pasando Diego de Alvear entra en Santa Fe, ahí a la altura de Arón Castellanos, pero a la izquierda, queda Blaquier. Creo que hay un cartel indicador, pero no estoy seguro porque es un camino de tierra y conviene ir por Ameghino que esta asfaltado. Vas por la siete hasta Junín, seguís por la... no me acuerdo que ruta es, hasta Lincoln y ahí una que va para La Pampa y pasa por General Villegas. A Villegas lo habrás oído nombrar porque ahí nació Carrizo, Antonio, el locutor, que siempre jode con Villegas y hace unos años atrás fue noticia porque los Villeguenses hicieron una marcha en apoyo a unos enfermos que se mandaron una fiesta con una menor y encima la filmaron. Qué loco!... Bueno, antes de Villegas viene Ameghino y de ahí a la derecha a seis leguas, te traduzco, treinta kilómetros, sale un camino asfaltado, que inauguraron hace poco y va hasta Blaquier. Bueno esto es para ubicarte geográficamente, porque podría haber ocurrido en otro lugar pero ocurrió ahí, en mi pueblo, por eso te la puedo contar. Si, ya vuelvo, te la hago corta, fue una noche del veinte de enero del año mil novecientos cincuenta, para ser exacto, a las once horas veintiocho minutos, catorce segundos. Y vos dirás como recuerdo la hora?...Es que mi viejo, cada vez que pasaba algo raro miraba el reloj, después lo repetía ostentosamente cada vez que se tocaba el tema. Un personaje mi viejo!... Hacía un calor de cagarse, razón por la cual estábamos casi todos levantados, cuando de pronto se corta la luz, cosa que no nos llamó la atención porque sucedía frecuentemente. Pobre Tittarelli como la sudaba con el motor de la usina!... Siempre me acuerdo, porque vivía pegado a mi casa y tenia dos hijos de mi edad, Carlitos y Totó. A Totó hace mucho que no lo veo, pero con Carlitos nos encontramos en el cumpleaños de Raul, el marido de mi prima Chiquita, en Venado Tuerto. ¡ ¡ La Chiquita…vos no sabés como estaba la chiquita cuando era joven. Fá!... Un minón la Chiquita!... Tittarelli!...Que tipo buscavida, atendía la usina, fabricaba lavandina, jabón de lavar, cargaba baterías, atendía el cine, la cancha de paleta y tenía una sodería. A propósito, un día yo iba para su casa, y al salir lo veo apoyado en la pared de la mía desangrándose. Se le había reventado un sifón y lo degolló. Lo sentimos mucho porque el pueblo era como una familia y el era un tipo muy querido. Pero bueno, te contaba que se corto la luz y se hizo la luz, no es una metáfora, la noche se hizo día. Luces multicolores bajaron del cielo, se posaron en la plaza. Luego ascendieron dejando en el centro, donde está el mástil un montículo luminoso que se iba apagando lentamente. No te digo todo el pueblo, pero la mitad de sus cien habitantes corrimos hacia allí y nos encontramos con una especie de cuna dorada con un bebe rubio de alrededor de un año, totalmente desnudo. La luz se había apagado pero a la luz de la usina, que había regresado, gracias a Tittarelli que hacia milagros con ese motor, pudimos contemplar en detalle al niño, que nos miraba sonriente. Yo te lo cuento así, pero imagínate vos la sorpresa, el estupor, deslumbramiento, encantamiento, asombro, embeleso, arrobamiento, admiración, nigromancia, estupor, y porque no decir, cagazo, de esa gente simple, humilde, ignorante, inculta, acémila, obcecada, analfabeta, rustica, iletrada, necia, supersticiosa, ante un hecho sobrenatural, fantástico, mágico, supranormal, milagroso, rocambolesco, en una noche calurosa del veinte de enero del año cincuenta, en un pueblo de mierda en el que nunca pasaba nada. Imagínate vos encontrarte ahí, ante ese niño desnudo panza arriba caído del cielo…. Lo primero que observamos fue que era varón, exageradamente dotado para su posible edad. Pero lo que nos llamó realmente la atención, fue, y ahí viene al cuento que muchos conocen, un tornillo Phillips dorado de unos cinco mm. de diámetro, que tenía en el ombligo y que nadie se atrevió a tocar. El caso es, que pasada la sorpresa, se planteaba que hacer con la criatura y decidieron llevarla a mi casa, hasta tanto en una asamblea se resolviera su destino definitivo. Cosa que se hizo aquella misma noche, en la que nadie durmió. Yo, mi hermana Chela, mi tio Cachila, mis primos, Quito, Coca, Nucho, Beba, Chiquita y Chiche y un montón de pibes entre los que estaban los Tittarlli nos quedamos para cuidarlo, mientras los mayores, testigos del hecho, se dirigieron a debatir al hotel de Gaitán, el aludido en el famoso dicho “más fácil que robarle los chorizos a Gaitán”, que te contare en otra oportunidad para no hacerla larga. Como no estuve presente no te puedo dar detalles de lo que pasó, pero de acuerdo al acta de la asamblea que pude leer, se cimentó en un pacto de Omertá. Sabés que es la omertá?...Es el código mafioso del silencio. Si tenemos en cuenta el origen de los habitantes del pueblo que se fundó con el primitivo nombre de “Colonia y Villa del Príncipe de Piamonte, , no es raro que este juramento mafioso, impulsado por el calabrés Branca Tizzano, y el siciliano Cuzzi, propietario del quilombo local, dos temidos representantes de la baja Italia, fuera aceptado por los pacíficos piamonteses. Las decisiones principales de la asamblea fueron: Que el niño quedara en adopción de la familia Tapiocca, que se lo anotara con el nombre de Clark, que a partir de la fecha todos los habitantes del pueblo estaban obligados a usar una faja en la cintura en forma permanente, de cualquier color, que les impidiera mostrar el ombligo. Que todo lo sucedido, conocido y resuelto era de carácter secreto y obligatorio. Que quien no cumpliera con esto, quedaba sujeto a la ley de omertá. Que no se hable más del asunto. Mano en boca y culo en tierra. Firman con su sangre, de conformidad….fulano, sultano y mengano….
La vida de Clark transcurrió como la de cualquier chico del pueblo, no mostraba ninguna característica física ni psicológica que lo diferenciara. Rubio, de estatura mediana, buena contextura física, rasgos armónicos, sus dotes naturales no se habían desarrollado de acuerdo a las expectativas de su llegada. De buen carácter, inteligencia media, sociable, que te puedo decir, ni muy muy, ni tan tan. Nosotros influenciado por las historietas de Superman, buscábamos en él algún rasgo que lo emparentara, pero no usaba lentes, ni tenía rayos X. A veces lo poníamos frente a la puerta donde alguna chica se bañaba y él no se inmutaba, y no es que fuera rarito, porque le gustaba espiar por la cerradura, pero poderes en la visión no tenía. Justiciero no era, más vale algo guacho, no te digo que era un pibe chorro ni mala leche, pero se mandaba sus cagadas. Y no volaba. Recuerdo que una vez con el Gogui Fuertes, y él nos subimos a un techo. Lo convencimos que se pusiera una capa, hecha con una bolsa de arpillera abierta, le hicimos tomar carrera con los brazos levantados, como Superman viste, y le dijimos que volara…¿ y voló?...No que mierda, de hizo bosta contra el suelo. Pobre Clark casi se mata. ¡ Como nos puteaba. Fue un cago de risa. Se nos fue la mano!... Le pinchábamos el culo, lo pisábamos, le hacíamos todas las maldades, él lloraba como un nena. Evidentemente era como nosotros, los humanos, eso nos decepcionaba un poco, qué querés que te diga, nosotros teníamos la fantasía de que fuera kriptoníta. Pero no… El secreto y el silencio se cumplieron a morir, con el tiempo casi que nos olvidamos de aquella noche. Salvo el uso de la faja que nos diferenciaba de los forasteros, que nos miraban como bichos raros, nada nos hacía pensar que habíamos vivido una experiencia extraterrestre.
Pasaron los años, hasta que a Clark lo llaman para la colimba y ahí se pudrió todo. En la revisación lo hacen desnudar, le hacen sacar la faja y le ven el tornillo. Como en esa época no se usaba piercing comenzaron a investigar, a hacerle preguntas pero no se lo tocaron y ante la anomalía le dan la baja. La joda es que Clark tomó conciencia que era distinto y comenzó a plantearse su identidad a partir de esa diferencia…el tornillo en el ombligo.
Esto lo traumó de tal manera, que al regreso… y mirá vos que coincidencia, porque él seguía sin conocer su historia, el veinte de enero de mil novecientos setenta, convocó a todo el pueblo a la plaza y ahí al pie del mástil, en el mismo lugar en que veinte años antes llegara, sin saberlo, porque nadie dijo esta boca es mía, mirá vos, a las once de la noche, veintiocho minutos, catorce segundos….Clark decide conocer su identidad. Qué misteriosa secreto esconde ese dorado tornillo Phillips de cinco milímetros de diámetro, roscado en mi ombligo?.Se pregunta. Y un pueblo expectante y curioso, también se lo pregunta… ¿ Qué misterioso secreto esconde ese dorado tornillo Phillips de cinco milímetros de diámetro en el ombligo de Clark ?...¿Eh?..
Subido a una mesa, para que todos pudieran verlo, como aquella noche y por segunda vez Clark se desnuda, se quita la faja... El tornillo brilla en todo su esplendor. Como en un rito pagano todo el pueblo se desnudó, en solidaridad y para evitar que el pudor pudiera hacerlo arrepentir de su decisión… Clark destornillador en mano comienza a desenroscar lentamente, muy len ta mente. Un silencio emocionado, lo acompaña. Una vuelta de rosca no refleja en su rostro signos de molestia, esto lo insta a seguir, dos vueltas, tres, cuatro, cinco, seis, ahí Clark comprueba que el tornillo está pronto a salir. Se detiene… Gotas de sudor bajan de su frente, por la emoción, incertidumbre, temor o porque hacía un calor de cagarse… Se seca el sudor e inicia la última, definitiva vuelta que lo llevarà, o no, a develar ese interrogante que lo obsesiona. El tornillo sale…- Qué ?... No idiota, no se le cae el culo...Me cortás en el momento más dramático, sos un gil.
Sigo, el tornillo sale, y como aquella noche se corta la luz y se hace la luz, un viento ciclónico sale de su ombligo y como un cohete retropropulsor luminoso, Clark acompañado de luces multicolores, se pierde en el espacio cósmico de su origen .
El Pirucho
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