Agustín era un depositario de una sabiduría tradicional que tiene varias fuentes. De la milenaria tradición indígena, de la cultura africana y de la española. El hace tratamientos que desafían a la ciencia moderna y, además, tiene en su haber logros poco menos que increíbles. Ahora va camino del rio Portachuelo a encontrar a Olimpo quien tiene una erisipela rebelde a la medicina moderna y Se comprometió a curarlo. Lleva en su mochila un sapo que capturó en la plantación de banano en la noche anterior. Lo sorprendente es que esa es toda la medicina que lleva. Olimpo tiene una pierna enrojecida y se la muestra a Agustín y este le soba el sapo de arriba abajo y lo suelta. El animalito se interna entre la maleza. Agustín le dice:- En tres días estará curado-.
Agustín le saca los espíritus a los niños y el mal de ojo simplemente colgando las ropas de los pacienticos en un árbol llamado Compai Bototo. Para la amigdalitis hace escupir al paciente en una cidra o guatila, la chuza con una aguja y la cuelga a la sombra. Cuando la sidra está seca el paciente está curado. Con un árbol de aguacate cura las hernias, etc. La locura la remedia haciendo permanecer al paciente desnudo por tres días en la copa de un árbol…