Había una vez
En el castillo del reinado de Azcaban la princesa Sofía, una hermosa pero inquieta adolescente, era pretendida por el príncipe Ricardo. El cumplía con todos los atributos para ser el esposo ideal, su cara angelical en nada contrastaba con su bondad y riqueza, pero como en todo cuentos de hadas, faltaba algo, faltaba el corazón y Sofía, rebelde a las ordenanzas de su padre, se oponía a viva voz.
Luego de la cena y habiendo discutido con su padre, fue a dar un paseo como ella acostumbraba, por la aldea lindera al castillo. Solo lo acompañaba su amiga y confidente institutriz, Beatriz. De repente, en el medio de la calle cercana a un callejón, 2 ladronzuelos las atacan y al querer llevarlas hacia un lugar más solitario para poder abusar de ellas y sustraerles sus pertenencias, aparece como un superhéroe moderno, un hombre grandote que a razón de coraje y actitud, les propino unos golpes a los malhechores los cuales escaparon raudamente. Sofía, estaba tirada en la entrada del callejón con las vestiduras rasgadas y Carlos, así se llamaba su héroe, se le acerco para ver como se sentía. Al verlo de cerca, ella se retiro inconscientemente hacia atrás, debido a una deformación que tenía en su cara que le dio impresión, pero hizo un esfuerzo y le agradeció con algunas monedas de oro. Él orgulloso y con bronca por la reacción de ella, las rechazo y salió corriendo hacia su escondite, el único lugar donde se sentía cómodo.
Una vez devuelta en el castillo, Sofía, no podía pegar un ojo pensando en ese hombre y en cómo había actuado, ella era virgen al amor y no sabía que ese frenesí de pensamientos, ese latir raudo de su corazón y ese pensar apasionadamente en él, en su acción, hizo con el correr de los días que fuera su amor imposible. Era él quien podía evitar el casamiento con Ricardo. Era a él a quien le quería brindar su amor.
Con ayuda de su compinche, salían todas las noches y algunas tardes en busca de Carlos, con el fin de poder encontrarlo, hablarle, agradecerle y por sobre todas las cosas poder hacer que él sienta lo mismo por ella. Por fin se dio ese encuentro y con el correr de los días, se fueron dando todos sus sueños, todo lo que ella había imaginado se cumplía.
La noche del 6 de febrero, una noche fresca de luna llena, Carlos asiste a la fiesta en el castillo invitado por Sofía sin imaginar que esa noche el rey iba a anunciar el compromiso entre Ricardo y su hija Sofía. Carlos estaba invitado y mientras bailaba con algunas damas del lugar o más bien intentaba bailar, ya que las mismas huían de él, el Rey pide la palabra y anuncia lo tan esperado para todos menos para ella. El compromiso de su hija. Sofía, lo mira y con una seña le dice que no estaba de acuerdo, pero él, saca su animal interno, movido también por la luna llena, ya que en sus genes había algo de lobizón, de animal, y al escuchar esa declaración, pega un grito, se abalanza y cuando ella imaginaba un final épico de película en la cual era rescatada por el amado príncipe, le clava en la yugular, cual vampiro los colmillos y sale corriendo del castillo, mientras la bella Sofía se desangraba ante la presencia de todos. El huía como el justiciero del amor. |