Rompimos turbiamente esa paradoja de los cumpleaños,
cuando cruzaste la puerta sagaz,
y sentí la electricidad en mi columna vertebral al verte,
irreverente te sentaste y pediste lo más embriagante.

No pude parpadear,
tu belleza inundaba el salón,
y por un segundo pensé una de esas micropelis de Coppola.
La navidad de un yonqui para ser preciso,
esas ojeras y esa palidez,
de seguro eras la mujer del protagonista del cuento,
joven y bella ahogada por los narcóticos, estúpida.

Bebimos, hablamos, lloramos, bromeamos, nos extenuamos, casi follamos,
Coppola debería hacer un film sobre la paradoja de los cumpleaños.