Amanecía...
entre tus brazos olvidada.
No importaban
ya las horas del día...
Y la noche fue más bella
contemplando mi desnudez,
ante el hechizo de la luna llena.
Amanecía...
abandonadas entre tus manos,
las mías.
Y mis besos coronaban tus labios
de dulzuras siempre nuevas.
Mientras mi pelo
matizaba de colores
las blancas sabanas
que caían en desorden.
Sonreías...
sonreía...
No cabía ya más dicha
en el alma mía.
Tu mirada resplandecía...
Y la luz del alba sorprendida,
armonizaba nuestras más
secretas melodías.
Amanecía...
Cantaba el alba
su más triste melodía.
Mientras el viento
estremecía los dolientes
velos del alma mía.
Era un sueño,
sólo un sueño vida mía.
Era el destello
de la dicha perdida,
aquella que añoraba mi alma
al ver la cama vacía.
Amanecía...



Mary Patricia Oyarce M.