Seis treinta, suena el teléfono
Mi madre grita frente a la puerta de mi cuarto,
Está el desayuno listo dice, ve a ducharte.
Y me pido a mi mismo, cinco minutitos más.

Solo necesito cerrar los ojos para seguir soñando,
Soñando con lo que quedó de ti en mi mente,
Hacer ese momento hermoso y sentirlo,
Aunque nunca ocurra, lo necesito.

Imagino que estás a mi lado, sentados en el parque,
Yo te recito un poema al oído,
Y tu recalcas cuanto me quieres,
Y en tus ojos me veo reflejado.

Por un momento quiero evitar ese desabrido té
Que mi madre prepara todos los días desde que existe,
Solo me contenta verte en sueños y escapar de esto,
Esto que me está consumiendo y atrapando.