Una señora de avanzada edad, muy alterada entró en una comisaría de policía se dirigió al primer guardia que encontró a su paso:
El funcionario saludo cortésmente como manda el reglamento, -Buenos días señora en que puedo servirla?
La mujer atropelladamente solo pudo balbucear quiero hacer una denuncia, me han robado.
Tiene UD. que ir al departamento correspondiente, la mujer puso cara de consternación era la primera vez que se veía en una situación tan desagradable-el funcionario haciéndose cargo de su angustia le indicó –No tiene perdida, es ahí mismo y señalo con la mano una oficina que estaba justo en frente, en cuya puerta con grandes letra podía leerse DENUNCIAS.
Se dirigió al sitio indicado una habitación de pequeñas dimensiones donde la persona que estaba tras la mesa y sin alzar la vista de los papeles que tenía sobre ella le hizo un gesto para que tomase asiento en la silla de confidente (no es un termino policial, se llaman así en la terminología "muebleril" , y están ubicadas al lado contrario de la mesa que ocupa el "titular" de la misma), después de unos segundos preguntó.
-Dígame señora cual es el motivo de la denuncia?
-Me han robado el cerebro, dijo esta vez la interpelada al borde de la lágrimas,
-¿Qué le han robado que? preguntó incrédulo el funcionario.
-Ya se lo he dicho, el cerebro.
Viendo el estado de excitación de la mujer el funcionario cambio de táctica.
-Intente describirme el objeto robado.
La señora comenzó su explicación:
-Es pequeño, no como esos tan grandes que hacen de todo, el mío tiene poca memoria pero a mi me es suficiente, realiza las funciones básicas que me permiten comunicarme con los demás y es de color …cerebro -termino diciendo entre lagrimas
- Sin el estoy perdida.
El funcionario pretendía seguir recabando información la situación empezaba a divertirle, pero en ese momento en el bolso de la señora comenzó a sonar un melodía inconfundible.
-Señora le está sonando el cerebro?.
La mujer avergonzada, comprobó que dentro de su bolso se encontraba el objeto de la denuncia.
-Perdone Vd. señor “comisario” dijo con una gran sonrisa de alivio en su cara, estaba ahí y no lo encontraba… y a modo de disculpa -es que no se donde tengo la cabeza.
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