EL RICO Y EL CIEGO
Estaba aburrido en mi gran mansión, la televisión se encontraba apagada mientras mi reproductor de música tocaba una de mis sinfonías favoritas, el trabajo me tenía muy agotado, mi soledad enfermaba mi alma y la nostalgia me invadía a cada segundo al ritmo y compas del violín de la sinfonía que mis oídos dejaban penetrar; estaba tan regocijado en mi riqueza material que olvidaba las verdaderas pautas de la vida, una lagrima suave acarició mi mejilla y mis piernas sin ser ordenadas por mi cerebro me encaminaron en la obscuridad de la noche iluminada por la luna que tenía un resplandor bellísimo. Me dirigí hacia una colonia cercana a la privada de donde yo habitaba era un barrio humilde y crucé por un callejón sucio donde observé que un vago estaba consiguiendo comida en un basurero como una rata hambrienta, fue muy desagradable verlo y pensé “este individuo no pudo alcanzar el éxito, nunca será de mi nivel”. Seguí caminando hasta llegar a un parque donde niños jugaban y corrían, señoras conversaban temas que a mi parecer siempre fueron pérdida de tiempo, señores correteando a sus mascotas y jóvenes demostrando su amor y nuevamente pensé “jamás alcanzaran mi éxito, nunca tendrán riquezas si a esto se dedican”. Siempre opiné que el éxito se consigue ocupando tu tiempo en trabajar arduamente sin interrupciones ni distracciones, eso es lo que yo había implementado en mi vida, gracias a mi esfuerzo conseguí una gerencia que me permitió establecerme económicamente hasta el punto de llamarme el hombre más importante de la sociedad actual.
Cerca del parque se encontraba una fuente que era alumbrada por luces artificiales, su agua era tan cristalina que al asomarme las estrellas estaban dibujadas en su transparente naturaleza, un hombre con anteojos obscuros se acercó lentamente a mí, vestía un abrigo gris algo dañado y arrugado, portaba un pantalón de mezclilla y unos zapatos negros; se sentó en la orilla de la fuente y yo imité su movimiento, era extraño ver que el hombre tenía esos anteojos en la noche sin embargo yo tenía muy claro que en aquel barrio vivía pura gente patética y fracasada.
-¿Qué haces en un barrio tan humilde que no es de tu clase? –Me preguntó aquel hombre extraño, me impresioné demasiado al escuchar la palabra “clase”.
-¿Acaso usted me conoce? –Le pregunté con mucha decisión.
-Tu corazón me dictamina quien eres, una vez más te pregunto ¿Qué haces aquí?
-Quise caminar un poco.
-¿Puedes observar a toda esta gente? –El hombre me enseñó con el dedo a todas las personas patéticas que mis ojos podían percibir.
-Por supuesto que las puedo observar, son tan comunes que no sé ni porque estoy aquí.
-El mundo siempre conspira a tu favor, las cosas siempre van a suceder por alguna razón, el porqué no siempre será claro, lo que sí es claro es que la vida es una escuela que te enseña a levantarte con una sonrisa cuando te caes y lloras por el dolor.
Ese hombre debía estar loco de remate, quizá yo hablaba con un prófugo de alguna clínica psiquiátrica, todas sus palabras para mí no tenían sentido, siempre tuve todo, desde niño tuve videojuegos y juguetes de marcas prestigiadas, de joven nunca me faltó plata para salir de fiestas y ahora me sobra trabajo y dinero para vivir como una persona se merece.
-Señor –Le contesté-. El mundo ha conspirado en mi favor, jamás me ha faltado nada y soy inmensamente feliz.
-Eso es lo que tus pensamientos te hacen creer, haz vivido en un palacio lleno de riquezas pero tu corazón se encuentra vacio y nostálgico.
-Usted está loco –Me levanté de la fuente y decidí emprender mi regreso a mi mansión- no perderé mas mi valioso tiempo con usted.

-La soledad es una compañía, la peor compañía de un corazón nostálgico.
Sus palabras me detuvieron en seco y me obligó a tomar nuevamente asiento en la fuente de agua cristalina y el hombre continuó.
-Algunas almas han nacido y crecido bajo palacios de oro, situación que oculta la felicidad verdadera, crecen bajo ciertos criterios que solo son una barrera de concreto que te hacen pensar que somos diferentes, que hay niveles y que unos tienen más poder que otros, ustedes los ricos han olvidado ciertos detalles que la vida nos brinda a los seres vivos, que tal un amanecer, un fenómeno natural quizá el más hermoso que se nos ha otorgado, un anochecer mientras el astro rey se esconde nos va regalando un ambiente pintado de naranja y aromas agradables, los arboles que nos regalan oxigeno para respirar. Son esos pequeños regalos que valen más que el oro que ustedes acostumbran a usar. Mira al niño riendo con su mascota mientras sus padres lo abrazan tiernamente, mira a aquellos jóvenes que se demuestran amor mutuo, mira al anciano que está en silencio contemplando la luna –en cierto modo yo jamás había pasado una noche en el parque con mis padres cuando era niño mientras me abrazaban tiernamente, los amigos que había tenido creían ser mejores que yo y por eso jamás tuve amistades cercanas y la única mujer a la que amé solo me quería por mis riquezas materiales y sentí la caricia de una brisa cuando mis vagos recuerdos impulsaron una lagrima que nacían de mis ojos al mismo tiempo que miraba al anciano, la nostalgia me invadió y me sentí profundamente herido y triste porque me recordó al único ser viviente que me demostró amor puro, mi abuelo.
-Puedo identificar en ti que tu corazón está llorando, la soledad te está venciendo y la carga de trabajo te está consumiendo, has olvidado vivir o por lo menos has perdido el sentido de la vida, del amor de la compañía de un ser querido o un amigo, también has olvidado ser humilde degradando a cada persona que según tu pensar es inferior a ti.
-¿Por qué estas tocando mi corazón? –Le pregunté al hombre mientras limpiaba mis lágrimas que nacieron por culpa de los pocos pero hermosos recuerdos.
-Toco tu corazón porque aun estás a tiempo de rectificar tu vida, de disfrutar de los regalos que tenemos, el amor, la amistad y la vida misma, el destino nuevamente te puso en mi camino y me ayudaste, quizá no lo recuerdes porque apenas eras un niño pequeño y corrías detrás de las palomas mientras un anciano, quizá tu abuelo te cuidaba desde esta misma fuente; yo me caí y corriste hacia mí para auxiliarme, aun siendo pequeño me tendiste tu mano y pude levantarme de esa caída y pude identificar tu noble corazón, tu enorme bondad ejercida por tu inocencia –Otra vez me sentí ahogado por los vagos recuerdos, mi abuelo me llevaba de pequeño al parque mientras mis padres discutían por herencias, política y dinero, apenas podía recordar al hombre que ayudé- Me levantaste de mi caída y ahora me toca levantarte.
-¿Qué diferencia hay entre un rico y un pobre? -Pregunté mientras el hombre se retiró los anteojos, sus ojos azules estaban ocultos tras una capa de piel sencilla y transparentada.
-La respuesta es la misma que la diferencia entre un ciego y alguien que puede ver.
-¿Cuál es? –Pregunté curioso como si fuera un niño y el hombre mi abuelo.
-La persona que tiene el sentido de la vista puede percibir todo a su alrededor y el ciego observa la vida con el corazón, la valora aun mas, aun por la falta de una parte de su cuerpo, si lo aplicamos al rico y al pobre es que el pobre percibe con mas sencillez el verdadero significado de la vida que es el amor, la amistad y el regalo de un día mas y el rico lo percibe de igual forma pero algunas veces no la sabe valorar porque lo tiene todo, porque es opacada por monedas y lujos.
-¿Y usted como sabe todo esto?
-Porque tú eres el rico y el que puede ver, y yo soy el pobre y ciego que percibe la vida con el corazón.
Un ciego me enseñó a mirar el mundo con el corazón y no con los ojos para poder saber cuál es el verdadero valor de la vida.
““EDUARDW JAKE G.R””